Porque para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia. Pero si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.
Filipenses 1:21-22
El punto de vista cristiano sobre la muerte es dado en este pasaje con estas palabras: “estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”. Eso lo resume. Pero antes de ver esto más de cerca, es importante que veamos cuál es la visión de la vida de este hombre, porque éstas no son las palabras de un hombre suspirando por el cielo, sino que está resignado a vivir en la tierra. Ésta no es la declaración de alguien que está harto de vivir y que no podía soportar más la vida, así que la única esperanza es que el cielo está cercano. ¡Para Pablo el vivir es Cristo, y eso es emocionante! El vivir, dice él, significa una labor fructífera, en la que puedo tomar el mayor deleite. La posibilidad de poder continuar viviendo no es una idea desagradable; de hecho, dice: “no sé entonces qué escoger”, ambas posibilidades son tan seductoras y apetecibles. El cristiano no está tan neuróticamente deseoso de la muerte que ya no quiere vivir. A veces damos la impresión equivocada. Cantamos esas maravillosas canciones sobre la gloria allá arriba, pero a veces, desgraciadamente, los cristianos dan la impresión de que para lo único que están viviendo es para lo que viene al final.
El cristiano no vive con algún anhelo indecible de escapar, de evadirse de la vida, de salir corriendo de ella. ¡No! ¡Eso no es lo que está diciendo Pablo! ¡Él dice: “el vivir es Cristo”. ¡Me encanta! Y evidentemente el Espíritu de Dios pesa más a favor de la vida en la balanza; así que continúa diciendo: “Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe” (1:25). Pero el enfrentarse a la posibilidad de la muerte no significa que esté cansado de la vida, sino que la muerte sólo puede significar una más maravillosa y más profunda relación con Cristo. Eso es lo que hace que valga la pena vivir la vida. Él dice: “el morir, ganancia”, y sólo puedes decir eso si estás preparado para decir: “¡Para mí el vivir es Cristo!”.
¿Qué piensas que es realmente vivir? ¿Qué tipo de circunstancias tienes que tener antes de que puedas decir: “Oh, ahora realmente estoy viviendo”? ¿Qué es lo que sustituyes por “Cristo” en estas palabras de Pablo?: ¿“Para mí el vivir es dinero”? Entonces el morir es perderlo todo, ¿no es así? ¿“Para mí el vivir es la fama”? El morir es un nombre en una necrológica en el periódico y nunca más tenerlo ahí. ¿“Para mí el vivir es el placer”? El morir es ir a lo desconocido. ¿“Para mí el vivir es la salud”? El morir es perder mi salud. Ya ves que lo único que tiene sentido en esta vida es decir con el apóstol: “para mí el vivir es Cristo”, porque entonces puedes decir: “el morir es ganancia”. La verdad sobre la vida cristiana es que el cielo comienza aquí abajo.
Padre, gracias por haberme dado un propósito para vivir. Enséñame a poder verdaderamente decir: “para mí el vivir es Cristo, y el morir, ganancia”.
Aplicación a la vida
¿Vivimos nuestra esperanza cristiana como una huida de la realidad? ¿Estamos prefiriendo elegir ser una semilla plantada que tiene que morir para poder experimentar vida abundante? ¿Estamos experimentando el júbilo de la unión con el Cristo viviente, sea que vivamos con Él en la tierra o en los cielos?