Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Filipenses 4:19
Ésta es una promesa para los que dan, no para los que no dan. Es lo que Dios hace en respuesta a la expresión de tu regalo. Desafortunadamente, a menudo lo sacamos de su contexto y lo tomamos como un cheque en blanco que podemos cobrar en cualquier momento en que estemos en necesidad. A veces se ha entendido que se aplica a todo el mundo en todas partes. No es eso. La mitad del mundo se va a la cama hambriento todas las noches. Esto no es una promesa de que Dios va a suplir la necesidad de cada ser humano todo el tiempo. Él no hará esto, y permite que el mundo exprese sus tendencias innatas, hambres y deseos.
Ésta es una promesa en exacto acuerdo con las palabras mismas del Señor Jesús en el sermón del monte. Acuérdate de lo que dijo: “Dad y se os dará” . Ésta es una promesa para los dadores. Tú das, y Dios te dará a ti de regreso. Claro que también se entiende que todos hemos recibido gratuitamente de Él primero y, desde esa consciencia de haber recibido de Él, debemos dar. El Señor dice: “Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38).
Esto es lo que Pablo está diciendo aquí. Dice: “Vosotros me habéis dado de vuestra pobreza, de vuestra falta, a costa de vosotros mismos. Estoy agradecido por eso, no por el regalo en sí, que fue una fragancia deliciosa a Dios, sino que significa que mi Dios también os dará en abundancia de vuelta y suplirá cada necesidad de las riquezas en Cristo Jesús”.
Date cuenta de la fuente del suministro: “Mi Dios”. No simplemente Dios suplirá, sino un Dios conocido por experiencia personal. No algún poder remoto gestionando la tierra, dando tanto a los justos como a los injustos, sino un Padre personal. Éste es un asunto de familia. Ésta es una promesa para los hijos de Dios, aquellos que le pertenecen a Él.
Date cuenta también de los límites del suministro: “todo lo que os falta”. No dice: “todo lo que queráis”. Lo que nosotros queremos a veces sobrepasa nuestras necesidades. El gran teólogo Dr. H. A. Ironside solía decir que se deleitaba en caminar por las tiendas de diez centavos de Woolworth porque siempre se alentaba de ver todas las cosas sin las cuales podía vivir. Queremos tantas cosas en nuestra vida, y realmente hay relativamente pocas necesidades. Dios ha prometido suplir tus necesidades, y debes dejar que Él decida cuáles son.
Date cuenta finalmente del método de suministro. Es “conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Hay riquezas de Su bondad que están disponibles para todo el mundo. Él hace que brille el sol y que llueva tanto sobre los justos como los injustos. Después hay riquezas de Su gracia que están disponibles sólo para los pecadores que admiten su necesidad. La gracia de Dios se pone a cargo y perdona y limpia, y nos da pureza y todo lo que necesitamos. Después hay “riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Esto está disponible para los santos, a aquellos que le conocen. Todo lo que tiene en términos de Su gloria y la plenitud de Su deidad está disponible para cualquier creyente. El santo más débil tiene en sus manos todo lo que el más grande santo tenía. ¡Tiene a Cristo, y al tener a Cristo lo tiene todo!
Padre, gracias por todo lo que me has dado y todo lo que me darás. No sólo has suplido todas mis necesidades, sino que me has dado incontables riquezas en Cristo. Ayúdame a vivir como uno tan bendecido que pueda decir con Pablo: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Aplicación a la vida
¿Damos a otros con cuidado y oración? ¿Estamos dando para ser recompensados? ¿Cuál debería ser la motivación que nos mueve a dar de forma alegre, espontánea e incluso costosa?