Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.
Efesios 5:3
A los cristianos este encargo les debió de parecer incluso más poco realista y además algo imposible de hacer que se convirtiese en realidad para los paganos de Éfeso de lo que les puede parecer actualmente a los americanos. ¿Por qué se menciona ahí? No por considerar que el cristianismo es negativo y remilgado. Todas las Escrituras han sido escritas para beneficio de la humanidad. El propósito que tiene Dios al decirnos la verdad es para que nosotros podamos participar en toda la plenitud de la vida. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
¿Por qué está aquí este pasaje? Es porque, como dice Pablo, tan sólo mencionar la inmoralidad sexual, la impureza o la avaricia es inapropiado entre los santos. La palabra que escoge es una palabra que significa “decoroso”, “beneficioso”, “atractivo”, “refrescante”. ¿Quién de nosotros no ha pasado por la experiencia de verse expuesto a algo asqueroso, obsceno o inapropiado en lo que se refiere a temas sexuales, pasando por esta experiencia sintiéndose sucio o impuro? ¡Qué cosa tan refrescante es encontrarse entre un grupo de personas que hablan acerca de temas sanos, cuyo tiempo y conversación tienen que ver con cosas que son sanas. Es a eso a lo que se refiere el apóstol. Por implicación, el participar en conversaciones que no son apropiadas es algo nocivo, impropio, feo, degradante y deshonroso.
En la actualidad se nos dice que todo el sexo es precioso y natural, que pertenece a la misma clase que cualquiera de los otros deseos e impulsos corporales naturales y, por lo tanto, deberíamos sentirnos libres para satisfacerlos de manera abierta de forma que satisfacemos cualquier otra necesidad corporal, sin sentir vergüenza ni tener que pedir perdón por hacerlo.
Esta idea de que todo el sexo, cualquier sexo, es natural y precioso, es una mentira. Como todas las mentiras poderosas, deriva su fortaleza de basarse en una verdad parcial. Es verdad que el sexo está relacionado con nuestro cuerpo físico, como el hambre o la sed, o la necesidad de dormir o cualquier otro deseo físico. Pero lo que nunca se dice es que estos otros deseos o impulsos requieran también una regla o control. No son algo que satisfagamos por la voluntad, en cualquier momento o en cualquier lugar.
Al igual que estas otras necesidades naturales, el sexo requiere unas normas y restricciones, ¡y la norma establecida para el sexo es el matrimonio! El matrimonio es la manera de regular el sexo, de manera que sea algo correcto, sano y beneficioso. Cualquier otra cosa se convierte en una violación, no sólo en lo que se refiere a lo que es apropiado en la sociedad cristiana, sino también de humanidad elemental. Hay una cosa que es claramente verdad: el sexo es evidentemente algo mucho más complicado que cualquiera de las otras necesidades o instintos naturales. Esto requiere un compañero, cosa que no sucede con ningún otro estímulo, y no sólo se trata de una unión física, sino también de una unión psicológica. De hecho, y esto es algo que se olvida con frecuencia, es la unión psicológica que es la más importante de las dos.
Se pretende que el sexo sea una unión total de dos personas, y sólo en el matrimonio es posible semejante unión. Es la entrega total de dos personas, la una a la otra, en cuerpo, alma y espíritu, con todas sus posesiones, su nombre, con todo lo que les pertenece. Esta clase de unión sólo es posible dentro del matrimonio.
Padre, te pido que me ayudes a prestar atención a estas importantes palabras y a tomármelas muy en serio, no a leerlas con ligereza o a olvidarlas, entregándome a prácticas inapropiadas y a pensamientos inapropiados.
Aplicación a la vida
Las mentiras derivan su fuerza de la verdad parcial. Cuando se escuchan las mentiras con suficiente frecuencia, se convierten en verdades para muchas personas. ¿A qué poderosa mentira acerca del sexo estamos nosotros continuamente expuestos?