Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más… Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo…
Filipenses 3:4b, 7-9
Reanudando la historia de cómo Pablo aprendió el secreto del Nuevo Pacto, nos enteramos por el libro de Hechos que Pablo salió para Tarso a curar sus heridas, con su ego destrozado y sus planes sumidos en la desesperación.
Durante diez años, no se oye de él de nuevo, no hasta que hay un despertar en Antioquía y la iglesia de Jerusalén manda a Bernabé a investigar.
Cuando Bernabé ve que una gran multitud fue agregada al Señor
(Hechos 11:24), se da cuenta de que se necesita ayuda.
Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo para traerlo a Antioquía. Así, durante todo un año, Bernabé y Saulo se reunieron con la iglesia y enseñaron a gran cantidad de gente. Era un Saulo diferente el que llegó a Antioquía con Bernabé. Escarmentado, humillado, enseñado por el Espíritu, comenzó a enseñar la Palabra de Dios, y desde allí se lanzó a la gran acometida misionera que le llevaría a los límites del imperio romano.
¿Cuál era la diferencia?
Escribiendo a los corintios años más tarde, Pablo hace una breve referencia al suceso que dio lugar a una línea de enseñanza que culminaría en un claro entendimiento de lo que él vino a llamar el nuevo pacto
.
La iglesia de Corinto había escrito a Pablo y le había sugerido descaradamente que podría ser más efectivo si presumiera de vez en cuando de sus logros.
A esto el apóstol replicó: Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es mi debilidad
(2 Corintios 11:30).
Él continúa y especifica más acerca de su debilidad: En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas puso guardias en la ciudad de los damascenos para apresarme; y fui descolgado en un canasto desde una ventana del muro, y escapé de sus manos
(2 Corintios 11:32-33).
De eso
, dice Pablo, es de lo que me glorío.
Cuando me bajaron en un canasto, entonces empecé a comprender la verdad que ha cambiado mi vida y explica mi poder
.
¿Cuál era esa verdad que cambia la vida?
Pablo lo expresa con sus propias palabras en su carta a los filipenses.
La palabra que Pablo usa para lo tengo por basura
se refiere al estiércol de corral común y corriente.
Lo que una vez consideró que le cualificaba para ser un éxito ante Dios y los hombres (su linaje, su ortodoxia, su moralidad), ahora lo considera, como mucho, estiércol comparado con depender de la obra de Jesús en su interior.
Ha aprendido a cómo cambiar desde el viejo pacto (todo viene de mí, nada viene de Dios) al nuevo pacto (nada viene de mí, todo viene de Dios).
¿Le han bajado a usted en una canasta ya?
¿Ha alcanzado ese punto que Jesús describe como bienaventurado
?
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos
.
Ser pobre en espíritu
es estar en total bancarrota ante alguna exigencia de la vida, y entonces descubrir que es una bendición porque le forzó a depender enteramente del Señor obrando en usted.
En este punto es donde usted aprende la verdad del nuevo pacto.
Padre, enséñame a dejarlo todo detrás —mi linaje, la ortodoxia, la vieja moralidad— y gloriarme sólo de mis debilidades.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son algunas de las debilidades de su vida y experiencia de las que podría gloriarse?