Me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto y me mostró la gran ciudad, la santa Jerusalén, que descendía del cielo de parte de Dios. Tenía la gloria de Dios y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima… Tenía un muro grande y alto, con doce puertas, y en las puertas doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. … El muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.
Apocalipsis 21:10-14
Estoy seguro de que alguien está preguntando: ¿Esto es literal o simbólico?
.
Quizá sea ambas cosas.
Yo creo que habrá una gran ciudad visible de increíble brillo y gloria, la cual también representará las actividades y relaciones que ocurren dentro de la comunidad de los santos, caracterizada por la estabilidad, la simetría, la luz, la vida y el servicio.
Esto es lo que se describe aquí.
Lo literal es muy evidente; lo simbólico quizá necesite un poco de interpretación.
El alto muro de la ciudad habla de separación e intimidad.
Si quiere hacer una fiesta íntima en el jardín, usted se reúne en un patio tras una valla.
Eso denota hermandad íntima y separación de la intromisión.
Todas las Escrituras hablan del deseo de Dios de tener lo que Él llama un pueblo de mi propiedad
.
Todo en el universo es Suyo, pero los santos son la posesión particular de Dios, porque Él los hizo a Su imagen.
Él puede compartir con ellos las cosas más profundas de Su vida y Su corazón.
Ellos le satisfacen y le llenan igual que una esposa satisface y llena a su esposo.
Las puertas describen medios de acceso hacia adentro y hacia afuera de la ciudad.
Jesús dice: Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos
(Juan 10:9).
Eso puede ser un retrato del ministerio extendido de los creyentes a lo largo de la eternidad.
El nuevo universo seguramente será tan grande o más grande que el actual, ¡y ahora ya es alucinante su inmensidad!
Habrá nuevos planetas que desarrollar, nuevos principios que descubrir, nuevas alegrías que experimentar.
Cada momento de la eternidad será una aventura de descubrimiento.
Esas puertas se llaman como las tribus de Israel.
Es un recordatorio perpetuo de que la salvación viene de los judíos
(Juan 4:22).
Esto representa la veracidad de los profetas y las prácticas piadosas de la nación del Antiguo Testamento.
Muchos pasajes del Antiguo Testamento que ahora nos desconciertan cobrarán vida.
Seremos conducidos a nuevas aventuras que nunca hemos soñado.
Los cimientos nos hablan de lo que da estabilidad y permanencia.
Se llaman como los doce apóstoles.
En el primer capítulo de los Hechos nos enteramos de que Judas fue sustituido por Matías.
Estos cimientos hablan de la verdad y la práctica del Nuevo Testamento.
Cosas que ahora sólo captamos débilmente, serán maravillosamente comprendidas y experimentadas entonces, especialmente tres cosas que permanecen para siempre: ¡la fe, la esperanza y el amor!
Estas tres, dice Pablo, pero la mayor de ellas es el amor
(1 Corintios 13:13).
Me siento incapaz de expresar plenamente la belleza que se describe aquí, pero espero que la mirada interior de su imaginación sea de más provecho.
Padre, abre los ojos de mi corazón, para que pueda conocer la esperanza de mi llamamiento en Cristo. Amén.
Aplicación a la vida
¿Permanece usted en las tres cosas que permanecerán en el cielo: la fe, la esperanza y el amor?