También vi como un mar de vidrio mezclado con fuego, y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, sobre su marca y el número de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:
Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre?, pues sólo tú eres santo.Apocalipsis 15:2-4a
La promesa de Dios aquí es que ésta es la última serie de juicios.
Hemos alcanzado un punto de inflexión en la historia cuando llegamos a estas siete copas de la ira de Dios.
Dios entonces comenzará a establecer Su reino sobre la tierra.
En esta escena, Juan describe una gran hueste de mártires, hombres y mujeres, que han dado sus vidas bajo el anticristo y ahora son vistos en el cielo de pie sobre el mar de vidrio o cristal.
Estos mártires se dice que son vencedores sobre la bestia
.
Al ver esta escena de martirio y juicio, parece que cuando estos hombres y mujeres dejan la tierra son perdedores, pero cuando llegan al cielo ¡son vencedores!
Es una revelación maravillosa de cómo Dios obra de una manera tan diferente a la del hombre.
El hombre se hace la ilusión de que lo que ve que ocurre concuerda realmente con su punto de vista, pero en realidad no es así.
El anticristo piensa que se está deshaciendo de sus enemigos, ¡pero lo que está haciendo realmente es dirigir un servicio de transporte al cielo!
No es más que un mozo ascensorista al servicio de Dios, llevando cargas de santos a la gloria.
No se da cuenta de que Dios lo está usando precisamente para los propósitos que ha ordenado.
Esta hueste de mártires canta dos cánticos: el cántico de Moisés (recogido en Éxodo 15, cuando los Israelitas salieron de Egipto y cruzaron el Mar Rojo) y el cántico del Cordero. Ambos cánticos son una descripción de la liberación del pueblo de Dios por medio del poder divino, basado en una redención de sangre. Cuando Moisés y los israelitas cantaron el cántico de Moisés, estaban volviendo la vista a la sangre del cordero puesta sobre los dinteles de las puertas para mantenerlos a salvo del ángel de la muerte. Aquí los mártires están alabando a Dios y honrándolo por el poder divino que los ha liberado de la ira del anticristo, basado en la sangre de la redención derramada por el Cordero de Dios.
¡Lo impactante de este cántico del Cordero es que no hay una sola palabra acerca de sus propios logros!
Ellos nunca dicen: ¡Oh Señor, cuán fiel te he sido!
¡Qué fieles hemos sido a tu palabra!
¡Con qué firmeza hemos aguantado!
.
Los únicos pronombres usados en este cántico son tú
y tus
.
Cuando usted esté ante la presencia de Dios, no sentirá que ha hecho algo.
Simplemente estará agradecido —agradecido más allá de las palabras— por lo que Dios ha hecho por usted.
Padre, ¡gracias porque independientemente de lo que me ocurra en la tierra, en Ti soy un vencedor! Ayúdame a vivir con gozo y esperanza por lo que Tú has realizado. Amén.
Aplicación a la vida
En su adoración diaria y semanal, ¿está usted cantando el cántico del Cordero con gozo y agradecimiento?