Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían muerto por causa de la palabra de Dios y del testimonio que tenían. Clamaban a gran voz, diciendo:
¿Hasta cuándo Señor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?Entonces se les dieron vestiduras blancas y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos.Apocalipsis 6:9-11
Este grupo de mártires se identifica claramente con la gran multitud del capítulo 7, donde Juan ve una gran muchedumbre que nadie podría contar, de toda tribu, nación y lenguaje de la tierra, de pie delante del trono, todos asesinados por causa de su testimonio. Este grupo pertenece a esa multitud también, pues se les ha dado una vestidura blanca y se les ha dicho que esperen hasta que sus hermanos sean también asesinados.
Fíjese en la oración que estos mártires dicen.
Es una llamada a la venganza.
Eso es bastante diferente a la oración que se espera que los cristianos hagan por sus enemigos, ¿no es así?
Jesús nos dijo que hemos de orar por los que nos utilizan con desprecio y nos persiguen, y que nuestra oración ha de asemejarse a la oración que Él dijo sobre la cruz: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
(Lucas 23:34).
Cuando Esteban, el primer mártir, veía al Señor mientras era lapidado, le dijo: Señor, no les tomes en cuenta este pecado
(Hechos 7:60).
Él está pidiendo que sus asesinos sean perdonados, pues no saben lo que están haciendo.
Ésa ha de ser la oración de los creyentes en el presente por aquellos que los persiguen o se aprovechan injustamente de ellos.
Escuché en la radio una interesante entrevista a Rachel Saint, la hermana de Nate Saint, uno de los cinco hombres martirizados en Ecuador en 1956, cuando intentaban comunicarse con los indios Auca.
Más tarde Rachel Saint y sus compañeras volvieron a la tribu y vivieron entre estos asesinos.
Los sirvieron y los amaron y les enseñaron el evangelio, hasta que ganaron para Cristo al mismo hombre que había matado al hermano de Rachel.
El entrevistador le preguntó: ¿Por qué volvió a esta tribu?
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Ella contestó: Porque en la cultura india vivían para la venganza, pero como cristiana, yo sabía que el perdón es nuestro mensaje para aquellos que nos dañan
.
La mayoría de los de la tribu se hicieron cristianos a causa del ministerio lleno de fe de estas mujeres.
Pero estos mártires bajo el quinto sello no están viviendo en los días en que Dios pacientemente soporta las injusticias de los hombres. Estos son días de juicio; días en que a los malhechores se les piden cuentas, el tiempo de la venganza. Las oraciones del pueblo de Dios entonces reflejan la mente de Dios en ese momento. Guiados por el Espíritu, oran por lo que Dios pretende hacer durante los últimos días.
Padre, eres un Dios de amor y justicia. Te doy gracias porque al final te glorificarás por medio de Tu venganza. Amén.
Aplicación a la vida
¿Hay alguien en su vida por quien pueda orar: Señor, no les tomes en cuenta este pecado
?