Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 22 de septiembre

El banquete de bodas

El ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Éstas son palabras verdaderas de Dios. Yo me postré a sus pies para adorarlo, pero él me dijo: ¡Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios! (El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.)

Apocalipsis 19:9-10

Es un gran honor ser invitado a este banquete de bodas. Esa invitación es el evangelio, que llega a todos los hombres y mujeres de todas partes, en todos los tiempos, invitándoles a la cena de las bodas del Cordero. Esto enlaza con la parábola dicha por nuestro Señor en Mateo 22. Un gran rey organizó un gran festín de bodas para su hijo. Mandó invitaciones a algunos, pero se negaron a ir. Entonces el rey mandó sus mensajeros a todos los caminos y senderos, llamando a cualquiera, bueno o malo, para que fuera al banquete de bodas. Cuando llegaron muchos, les dio ropas de boda para que estuvieran convenientemente vestidos para la cena. Esto es claramente una imagen del gran evento que tenemos ante nosotros aquí.

El Espíritu de Dios ha estado llamando a hombres y mujeres a lo largo de los siglos de la cristiandad y antes de eso, en tiempos del Antiguo Testamento, invitándolos a venir y unirse a esta escena maravillosa del banquete de bodas del Cordero. ¡Qué enorme privilegio será ver al Novio en persona y ser parte de su amada novia para compartir la intimidad de la comunión con el Señor Jesús! Cada miembro individual de la novia será capaz de sentir que el Señor mismo es su posesión particular. A menudo pienso en las palabras de Samuel Rutherford, ese gran santo escocés que escribió en el siglo diecisiete:

     La novia su vestido allí no mirará,
     Sino de su Esposo la muy hermosa faz.
     Ni gloria ni corona, sino a mi amado Rey
     Veré en la muy gloriosa tierra de Emanuel.

Es casi imposible describir adecuadamente la belleza de esta escena y hacerla real para nuestros corazones. ¡Qué cosa tan bendita y maravillosa es ser invitado al banquete de bodas del Cordero! Es tan increíble, que el ángel añade: Éstas son las auténticas palabras de Dios. Juan está tan conmovido por esto que se postra a adorar al ángel y es inmediatamente reprendido. El ángel dice: ¡Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios!. ¿Y cómo hace uno eso? El mismo espíritu de profecía nos dice cómo, pues el ángel añade: El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Toda profecía apunta sólo a Jesús. No está diseñada para darnos un calendario de los últimos días, aunque algunos la leen así. No, el espíritu de profecía es dar testimonio de Jesús. Él es la figura central de todas las Escrituras. No es en los eventos en lo que hemos de centrarnos, sino en Aquél que hace que ocurran, el Señor Jesús mismo. Así, aquí somos instruidos por el ángel, para que centremos nuestra atención sobre Él.

Gracias, Señor Jesús, por haberme invitado a este festín de bodas, para ser parte de Tu novia ese día. Amén.

Aplicación a la vida

¿Estoy enamorándome más profundamente de Aquél con quien me uniré en el cielo?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

El jinete del caballo blanco

Lea el mensaje de Ray