Conozco tus obras

Escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce pulido, dice esto: Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio, tu perseverancia y que tus obras postreras son superiores a las primeras.

Apocalipsis 2:18-19

Note que Jesús usa, por primera y única vez en el libro de Apocalipsis, el título de Hijo de Dios. Hay gente que afirma que Jesús nunca dijo que era el Hijo de Dios, pero éste es uno de los varios lugares en el Nuevo Testamento donde hace esa afirmación muy claramente. Él está enfatizando Su deidad. Como Hijo de Dios, tiene ojos como llama de fuego, ojos que pueden atravesar las fachadas, los disfraces, las poses y pretensiones de Su pueblo y llegar derecho al corazón de lo que están haciendo. Tiene pies semejantes al bronce pulido, que pueden pisotear al pecado bajo Sus pies y castigar severamente lo que está mal, si es necesario. Ambas cosas son necesarias en la iglesia de Tiatira. Es la más corrupta de las siete iglesias que se presentan aquí.

Pero había algunas cosas buenas ocurriendo en esta iglesia. Nuestro Señor nos dice cuales eran: Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio, tu perseverancia. Todas están relacionadas; el amor conduce al servicio; la fe conduce a la perseverancia. Si usted ama a Dios, servirá a Su pueblo. Usted no puede evitarlo. Cuando usted está dispuesto a servir, ésa es la señal del amor. Y si usted tiene fe, entonces perseverá; entenderá que Dios está controlándolo todo y que las cosas funcionan de acuerdo a Sus propósitos. Usted sigue trabajando y no renuncia. Así que, aquí había una iglesia que tenía mucha gente que amaba a Dios y servía a Su pueblo. Tenían fe en Su Palabra y perseveraban. Ayudaban a muchos, y se mantenían así. Como otros se involucraron, la iglesia creció. En consecuencia, las obras, o los trabajos, de la iglesia eran impresionantes.

Así es como crece la iglesia. Si usted y yo hubiéramos estado allí en Tiatira, esta iglesia nos habría impresionado gratamente. Era una iglesia atareada, bulliciosa, activa, con alguna gente maravillosa que, obviamente, manifestaban amor y fe, interés y preocupación por los demás. Debía parecer una iglesia muy atrayente, aunque, como veremos, también era corrupta. Como resultado, los ojos como llama de fuego y los pies semejantes a bronce pulido de Jesús entrarán en acción.

Señor, Tú ves a través de mí y sabes que algunas veces mis obras y servicio son el encubrimiento de problemas más profundos de rebelión interna. Amén.