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Antiguo Testamento

Proverbios: Para aprender sabiduría

Autor: Ray C. Stedman


Ningún otro libro del Antiguo Testamento parece tan difícil de resumir como el libro de Proverbios. Al igual que sucede con un diccionario, parece cambiar de tema a cada versículo. Pero, de hecho, el libro de Proverbios está escrito de una manera lógica y de gran ayuda y, si nos fijamos en sus divisiones, es fácil seguir el argumento de este libro.

Proverbios comienza con un breve prefacio introductorio de seis versículos, al que le siguen una serie de diez discursos diferentes de un padre a un hijo, llenos de exhortaciones muy prácticas acerca de cómo afrontar algunos de los problemas de la vida. Eso nos lleva hasta el principio del capítulo 10, y hasta aquí no hay ningún proverbio, pero en el capítulo 10 tenemos una colección de proverbios que se nos presentan como los proverbios de Salomón, el sabio rey de Israel, hijo de David.

Cuando Salomón se convirtió en rey tuvo una visión de Dios en la que Él le preguntaba qué era lo que su corazón deseaba más que ninguna otra cosa. Salomón pidió que le fuera concedida sabiduría; y, por haber pedido eso en lugar de pedir riquezas o fama, Dios le dio las tres cosas. Por lo tanto, estos son los proverbios sabios del rey más sabio que jamás ha tenido Israel. Esta segunda división continúa hasta el capítulo 25, en la que empieza otra colección de proverbios, que se dice que son los proverbios de Salomón que fueron copiados por los hombres de Ezequías, rey de Judá, después de la muerte de Salomón. El libro concluye con un postludio que encontramos en los capítulos 30 y 31, que nos llevan hasta las palabras de dos hombres desconocidos: Agur, hijo de Jaqué, en el capítulo 30, y Lemuel, rey de Masá, en el capítulo 31.

El libro de Proverbios expresa la decisión de la voluntad del hombre. Juntos, los libros de Salmos, Proverbios y Eclesiastés nos presentan el clamor del alma del hombre. En Salmos nos encontramos con la naturaleza emocional, que es una de las partes de la función del alma. Eclesiastés trata acerca de la función de la mente, la búsqueda de la razón del hombre por toda la tierra, analizando, evaluando, sopesando y decidiendo sobre la base de lo que se puede descubrir bajo el sol por medio de la razón humana; pero en el libro de Proverbios tenemos lo que es una súplica a la voluntad del hombre y la decisión de la voluntad. Por lo tanto, este libro es todo él acerca de las cosas que el hombre debe decidir, sobre las opciones que tiene en la vida. Esto es algo que se expresa de manera maravillosa en la introducción de este libro. Para empezar encontramos un título en el versículo 1:

Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, (Proverbios 1:1)

Y a continuación, en los versículos 2 al 6, leemos el propósito del libro:

para aprender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, para adquirir instrucción y prudencia, justicia, juicio y equidad; para dar sagacidad a los ingenuos, y a los jóvenes inteligencia y cordura. El sabio los escucha y aumenta su saber, y el inteligente adquiere capacidad para entender los proverbios y sentencias, las palabras de los sabios y sus enigmas. (Proverbios 1:2-6)

En otras palabras, ha sido diseñado para que el hombre, en cada una de las etapas y edades de su vida, desde la niñez, pasando por la juventud hasta la madurez, pueda entender de qué se trata la vida. El libro de Proverbios es muy práctico y está especialmente recomendado para aquellos que están intentando resolver algunos de los enigmas de la vida. Además, si usted está empezando a ponerse en contacto con el mundo, sus costumbres y sus enigmas, este es un excelente libro de amonestación.

El versículo 7 es la clave de todo el libro y, debido a que Proverbios es el libro que trata acerca de la vida, también es este el versículo clave con respecto a toda la vida y es uno de los más importantes versículos de la Biblia, en el que se expone el resumen y la conclusión a la que llega este libro:

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Proverbios 1:7)

El libro entero enfoca la vida desde el punto de vista de que Dios tiene todas las respuestas, que Dios es omnisciente y lo sabe todo. No hay nada que le sea oculto a Su conocimiento. Él entiende todos los misterios y ve la respuesta a todos los enigmas, ve por debajo de la superficie de todas las cosas; por lo tanto, el principio de la sabiduría es la reverencia y el temor de Dios.

El "temor a Jehová" que se menciona en el Antiguo Testamento no se refiere a una especie de temor acobardado, en el sentido de que Él pueda hacernos algo. Existen dos clases de temor: el temor a que Dios pueda hacernos daño, un temor que experimentan aquellos que intentar huir de Él; pero el temor que se menciona en este caso es el temor a que nosotros le podamos hacer daño a Él, que algo de lo que hagamos le pueda ofender o pueda producir sufrimiento a Su amoroso corazón, que se preocupa y se interesa por nosotros. Esta palabra "temor" quiere decir, en realidad, reverencia o respeto. Evidentemente, si Dios tiene todas las respuestas, entonces el que tiene la clave de la vida es el hombre o mujer, el niño o la niña que aprende desde la niñez a respetar a Dios, a creerle y a entender que Él nos dice la verdad.

La cosa más importante en mi experiencia cristiana es que aquí, en el libro de Dios, he encontrado la verdad. No puedo confiar en muchas de las fuentes de información, de consejo y de advertencia. He descubierto lamentablemente, en ocasiones, que lo que yo creía que estaba bien estaba muy mal, pero aquí tenemos la fuente de la verdad que ha transmitido Dios. Por lo tanto, el temor a Jehová es el principio de la sabiduría; no es el fin, sino el comienzo. Y solamente el hombre que tenga en su corazón un continuo respeto a la sabiduría de Dios podrá empezar a evaluar debidamente y a entender la vida.

En el capítulo 1, versículo 8, tenemos el comienzo de los diez discursos de un padre a su hijo. Comienzan con el niño en el hogar, tratando acerca de sus primeras relaciones, y siguen cuando el niño comienza a ampliar su experiencia y a extender el círculo de su comprensión, y cuando empieza a hacer amistades. Estas son palabras sumamente sabias y de gran ayuda con respecto a los amigos que eligen los jóvenes, destacando la gran influencia que pueden ejercer los amigos a esa edad. Por lo tanto, lo más importante que tiene que aprender el niño cuando crece es saber evaluar y eligir a sus amigos.

En el capítulo 3, nos encontramos con el joven que ya ha crecido y se marcha del hogar. Tan pronto como entra en la ciudad, se ve de inmediato enfrentado con toda clase de presiones y de tentaciones. Aquí hay una importante palabra de advertencia con respecto a las tentaciones con las que se encontrará. Habla con toda delicadeza, pero al mismo tiempo con sinceridad, acerca de las presiones del sexo y lo que los pasos equivocados, como respuesta a estas presiones, pueden hacer a una vida. Además, hay una advertencia para no verse involucrados en transacciones financieras que están mal, y estas son advertencias muy prácticas. Toda esta sección se resume en el capítulo 3, versículos 5 y 6:

Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. [¡Nunca se ha dado un consejo de más valor a la juventud que éste!] Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas. (Proverbios 3:5-6)

Esta es una palabra de advertencia dirigida a los jóvenes que quieren hallar el secreto de la vida, que quieren tener éxito. Yo no he conocido nunca a gente joven que no quiera tener éxito. En la experiencia que yo tengo con la juventud, no me he encontrado nunca a nadie que me haya dicho: "Mi ambición es ser un mendigo tirado por las calles". Para conseguir el éxito lo que hay que hacer es confiar en el Señor con todo tú corazón, y aunque Dios te ha dado la razón y espera que la uses, no deposites tu confianza en ella como si fuese la respuesta definitiva. Cuando la Palabra de Dios o Sus caminos te han mostrado algo diferente, confía en eso en lugar de confiar en lo que sientes. He aquí el resultado, en los versículos 6 al 8:

Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión;, sino teme a Jehová y apártate del mal, porque será medicina para tus músculos y refrigerio para tus huesos. (Proverbios 3:6-8)

¡Cómo hubiera deseado que alguien me hubiera dado estos versículos cuando empecé a moverme en el mundo. No hace mucho estuvo en mi despacho un joven que me contó una historia desgarradora. Cuando se fue de su casa y se trasladó a la ciudad, hizo lo que creía que estaba bien y lo que pensaba que le haría sentirse realizado en la vida. Pero fue cayendo en pecado y se vio envuelto en las drogas, hasta que comenzó a inyectarse heroína y a experimentar con DNC, lo cual le producía fantásticas alucinaciones, y acabó como alcahuete de una prostituta en las calles de San Francisco, antes de que Dios, de repente, le hiciese despertar y se diese cuenta de lo que había sucedido en su vida.

Esa es la clase de cosa que el escritor de Proverbios está intentando evitar, haciendo notar que la vida no puede nunca entenderse aparte de una relación con Dios. La vida es algo que nos queda sencillamente demasiado grande para que sepamos dirigirla. Por muy bueno que parezca ser el consejo, si no está de acuerdo con lo que Dios nos ha dicho, es algo en lo que no debemos confiar. Y esa es la conclusión a la que llegan estos primeros capítulos. Los capítulos 8 y 9 personifican las dos formas de vida. La sabiduría queda representada como una mujer hermosa, llamando a los que la siguen para que la acompañen al lugar de la victoria, de la realización y del éxito en la vida, mientras que la insensatez o la locura, que cree que todo lo que hace está bien en su opinión, está personificado como una mujer malvada, atractiva, tentadora, fantástica, y que nos tienta haciendo que caigamos en la muerte. Este es un pasaje maravillosamente poético.

Comenzando con el capítulo 10, tenemos la primera colección de la sabiduría de Salomón, todo ello expresado con palabras muy concisas y prácticas de consejo que abarcan todas las situaciones con las que nos podemos encontrar en la vida. Por lo tanto, este es un libro que debiera leerse una y otra vez, hasta que su sabiduría penetre en todos los ámbitos de su vida. Mucho de lo escrito quedará grabado en la mente y memorizado, y podrá usted recordarlo en momentos de presión.

Esta primera colección se compone principalmente de contrastes, en la que el escritor coloca dos cosas una junto a otra y muestra los resultados positivos y negativos de distintas actitudes y acciones. Al leer por completo esta lección, se encontrará usted con estas antítesis. Por ejemplo, en el capítulo 10, versículo 10, dice:

El que guiña el ojo acarrea tristeza, pero el que abiertemente reprende hace la paz. (Proverbios 10:10)

Ese es, como es natural, el contraste entre la mirada furtiva, engañosa y clandestina que se expresa guiñando el ojo, en contraste con el hombre que habla clara y sinceramente, diciendo lo que piensa, aunque lo que diga no les caiga bien a otros, pero el resultado de esta clase de franqueza es la paz.

Además, en el capítulo 10, versículo 26, nos encontramos con un proverbio muy expresivo:

Como el vinagre para los dientes y el humo para los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían. (Proverbios 10:26)

Cualquier padre que haya enviado a su hijo a llevar un recado, y el niño se haya entretenido por el camino, sabe lo que esto significa. Si el vinagre hace que nos produzca dentera y el humo nos quema los ojos, de igual modo sucede con el hombre al que se le confía un mensaje y se entretiene por el camino.

El capítulo 11, versículo 22, es descriptivamente práctico:

Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa pero falta de sentido. (Proverbios 11:22)

¿Se imagina usted eso? Un cerdo feo con basura que le cae como baba de la boca y un anillo de oro colgado de las aletas de su nariz. El oro representa el valor, pero en el lugar equivocado. Así es la mujer hermosa que no ha aprendido que la belleza no es algo exterior, sino la belleza interna del espíritu.

Hay quienes reparten y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria. (Proverbios 11:24)

Tenemos el valor de la generosidad, que está muy por encima de la tacañería. En el capítulo 12, versículo 4, dice:

La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la mala es como carcoma en sus huesos. (Proverbios 12:4)

Estos versículos hablan por sí mismos, ¿no es cierto?

Los versículos 16 al 22 son un pequeño discurso sobre la lengua y sus peligros, además de las bendiciones de la misma:

El necio, al punto da a conocer su ira, pero el prudente no hace caso de la injuria. (Proverbios 12:16)

Es decir, el insensato dice de inmediato lo que siente y no intenta nunca controlarse, sencillamente reaccionando ante todo lo que pasa. Pero el hombre sensato aprende a controlarse a sí mismo, haciendo caso omiso de los insultos y yendo a lo importante de un asunto.

En el capítulo 12, versículos 18 al 22, dice:

Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina. El labio veraz permanece para siempre; la lengua mentirosa, solo por un momento... Los labios mentirosos son abominables para Jehová, pero le complacen quienes actúan con verdad. (Proverbios 12:18-19, 22)

Luego dice en el capítulo 13, versículo 24, un versículo muy conocido y apropiado para los padres:

El que no aplica el castigo aborrece a su hijo; el que lo ama, lo corrige a tiempo. (Proverbios 13:24)

Esa es la base del dicho: "Esto es algo que me duele a mí más que a ti".

El capítulo 14, versículo 12, se refiere nuevamente a los secretos subyacentes de la vida:

Hay camino que al hombre le parece derecho [y con cuánta frecuencia nos creemos que tenemos las respuestas, pero todo el consejo de este libro es que nuestra propia razón y sabiduría no son nunca suficientes], pero es camino que lleva a la muerte. (Proverbios 14:12)

Por lo tanto, "confía en Jehová... y no te apoyes en tu propia prudencia"; esa es la aplicación.

A continuación en el capítulo 14, versículo 31, dice:

El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero lo honra el que tiene misericordia. (Proverbios 14:31)

Aquí tenemos una palabra acerca de la necesidad de reconocer la unidad de la vida. La relación "yo-ello" es un insulto para alguien. La relación "yo-tú" es lo único que expresa el amor del cristiano.

El capítulo 15, versículo 11, dice:

El seol y el Abadón están delante de Jehová, ¡cuánto más los corazones de los hombres! (Proverbios 15:11)

¡Qué manera tan maravillosa de decir que Dios conoce los más profundos misterios de la vida. Nosotros no entendemos el seol, no sabemos lo que representa el Abadón, el pozo, pero Dios, sí. ¡Cuánto más conocerá los secretos del corazón humano y nos puede decir el camino que debemos seguir! El versículo 17 de ese mismo capítulo es muy sagaz:

Mejor es comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio. (Proverbios 15:17)

¿Quién no preferiría sentarse a una mesa en la que solo hubiese pan y agua, pero un maravilloso ambiente de amor, que en una mesa cargada de buenos manjares en la que todo el mundo estuviese metiéndose unos con otros?

El capítulo 16, versículo 13, dice:

Los labios justos complacen a los reyes; estos aman al que habla con rectitud. (Proverbios 16:13)

Hay otros versículos en Proverbios acerca de un rey. Cuando los lea usted, recuerde que Dios mira a todos los hombres como si fuesen reyes. Por lo tanto, esto es algo relacionado con usted. Dios le considera a usted como un rey que gobierna sobre su propia vida. Si lee usted teniendo en mente esta perspectiva, estas palabras sobre el gobierno y el reino le serán de gran provecho.

Los versículos 20 y 22 encajan perfectamente:

El entendido en la palabra hallará el bien; el que confía en Jehová es bienaventurado... Manantial de vida es el entendimiento para el que lo posee, pero la erudición de los necios es pura necedad. (Proverbios 16:20, 22)

¿Y qué es la sabiduría? Es algo que nos explica claramente el versículo 20: "El entendido en la palabra hallará el bien".

El capítulo 16, versículo 32, es uno que muchos de nosotros necesitamos escuchar:

Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte, el que domina su espíritu que el conquistador de una ciudad. (Proverbios 16:32)

Este es un versículo que se cita con frecuencia, pero en el que rara vez se cree. ¡Qué gran cambio se produciría en la vida si verdaderamente entendiésemos que el hombre que aprende a controlar su ira y a subyugar su propio espíritu, por la gracia de Dios, es un héroe más grande que el hombre que se apodera de una ciudad.

Capítulo 17, versículo 15:

El que justifica al malvado y el que condena al justo, ambos son igualmente abominables para Jehová. (Proverbios 17:15)

Sin embargo, con cuánta frecuencia cometemos esa equivocación, justificando a los malos y buscando excusas a las personas que actúan mal, condenando a los justos y sacándoles siempre faltas.

El versículo 28 de este mismo capítulo encierra una gran sabiduría:

Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios es inteligente. (Proverbios 17:28)

O, como alguien ha dicho muy apropiadamente: "Es mejor quedarse callado y dejar que todo el mundo crea que somos tontos que abrir la boca y despejar toda duda".

El capítulo 18, versículo 8, dice:

Las palabras del chismoso son como bocados suaves que penetran hasta las entrañas. (Proverbios 18:8)

Hay un motivo por el que nos encanta chismorrear. Qué cosas tan interesantes son. Nos encanta meterle el diente a la reputación de otra persona y ver el buen gusto que tiene, pero, al mismo tiempo, qué malvado es hacerlo.

En el versículo 22 tenemos una palabra para los que se aman:

El que encuentra esposa encuentra el bien y alcanza la benevolencia de Jehová. (Proverbios 18:22)

Y esto dicho por un hombre que tenía mil esposas.

Versículo 24:

El hombre que tiene amigos debe ser amistoso, y amigos hay más unidos que un hermano. (Proverbios 18:24)

Esto es algo que nos recuerda que hay Uno que nos dirá la verdad, incluso cuando nos haga daño, y ese es Dios. Hay muchos amigos que están dispuestos a decir lo que queremos oír, pero no son realmente amigos. El capítulo 19, versículo 3, dice:

La insensatez del hombre tuerce su camino y luego se irrita su corazón contra Jehová. (Proverbios 19:3)

¿Verdad que eso es extraño? Cuando la propia insensatez del hombre hace que se meta en problemas, ¿a quién le echa la culpa? Al Señor. O si está casado, lo acepta como un hombre y echa la culpa a su mujer, como lo hizo Adán en el huerto.

El capítulo 20, versículo 9, dice:

¿Quién podrá decir: "Yo he limpiado mi corazón; limpio estoy de mi pecado"? (Proverbios 20:9)

Esa es una pregunta a la que nadie puede responder, pero cualquiera que la pregunte con sinceridad va de camino a encontrar al Salvador.

Y el versículo 27 del mismo capítulo es uno de los versículos más importantes de la Biblia acerca del entendimiento de la vida:

Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón. (Proverbios 20:27)

Para eso creó Dios nuestro espíritu. Nuestra naturaleza esencial es una que requiere que el Espíritu Santo more en nosotros, porque Él es la luz y nosotros somos la lámpara. Cuando la lámpara del espíritu tiene la luz del Espíritu Santo en su interior, la luz del Espíritu busca lo más recóndito de la vida, y empezamos a comprendernos a nosotros mismos por primera vez.

El capítulo 21, versículo 9, nos ofrece un comentario franco de un hombre casado:

Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer pendenciada en casa espaciosa. (Proverbios 21:9)

Y en los versículos 30 y 31 del mismo capítulo dice:

No hay sabiduría ni intelligencia ni consejo contra Jehová. El caballo se apareja para el día de la batalla, pero Jehová es quien da la victoria. (Proverbios 21:30-31)

Dios predomina. En una ocasión dijo alguien a Napoleón: "El hombre propone, pero Dios dispone". Napoleón, en su arrogante ignorancia, respondió: "No, Napoleón propone y Napoleón dispone". Eso fue antes de la batalla de Waterloo.

El capítulo 22, versículo 6, es un versículo famoso:

Instruye al niño en su camino, y ni aún de viejo, no se apartará de él. (Proverbios 22:6)

Creo que esto debería realmente traducirse: "Instruye al niño conforme a su camino", que quiere decir: averigüemos lo que hay en un niño y eduquémosle de manera que lo que Dios tiene oculto en él pueda desarrollarse y salir a la superficie, y cuando sea mayor no se apartará de eso.

El versículo 16 acaba este tipo de proverbio que contrasta. Comenzando con el versículo 17 del capítulo 22, se nos presenta una clase diferente de proverbios. Estos son discursos generales, de dos o tres versículos de largo, sobre distintos temas, y en esta sección hay algunas palabras que son de gran ayuda. Por ejemplo, en el capítulo 23, versículos 13 y 14, dice:

No rehúses corregir al muchacho, porque si le castigas con vara, no morirá. [Puede que suene como si le estuviese usted matando, pero no será así.] Castígalo con la vara y librarás su alma del seol. (Proverbios 23:13-14)

Ese consejo es para los niños pequeños. Cuando hablamos acerca de los adolescentes, es algo diferente porque puede que sean más grandes que usted.

El capítulo 24, versículos 28 y 29, ofrece una palabra práctica sobre las relaciones con su prójimo:

No seas sin causa testigo contra tu prójimo ni digas falsedades con tus labios. No digas: "Haré con él como él hizo conmigo; pagaré a ese hombre según merece su obra". (Proverbios 24:28-29)

Incluso aquí, como ve usted, es el claro reconocimiento de la regla dorada.

En el capítulo 25 comienza la segunda colección de proverbios: los que fueron copiados por los hombres de Ezequías. El versículo 2 es realmente maravilloso:

Gloria de Dios es encubrir un asunto, pero honra del rey es investigarlo. (Proverbios 25:2)

Si quiere usted vivir una experiencia real, le sugiero que empiece usted a buscar aquellas cosas que Dios ha ocultado en Su Palabra. Esa es la gloria de los reyes: hallar lo que Dios ha ocultado.

El versículo 17 de este capítulo dice:

No pongas con exceso tu pie en la casa de tu vecino, no sea que, harto de ti, te aborrezca. (Proverbios 25:17)

Un consejo muy práctico.

El capítulo 26, versículo 2, dice:

Como gorrión que vaga o golondrina en vuelo, así la maldición nunca viene sin causa. (Proverbios 26:2)

Por lo tanto, si alguien dice algo desagradable acerca de usted, y no es verdad, no se preocupe por ello, porque nadie lo creerá, y los que lo crean no son importantes. Este capítulo tiene algunas palabras de gran ayuda acerca de las personas que causan problemas y cómo tratarlos. En el capítulo 26, en los versículos del 3 al 12, hay una serie sobre los necios. Los versículos 13 al 16 nos dicen qué hacer con respecto a los haraganes y lo que hay de malo en las personas laicas. Los versículos 17 al 23 tienen que ver con los entrometidos y cómo tratarles. Luego, en el versículo 24 hasta el final del capítulo, se habla acerca de los desamparados y los que odian.

Al repasar rápidamente, leemos en el capítulo 28, versículo 27:

El que da al pobre no tendrá pobreza, pero el que aparta de él sus ojos tendrá muchas maldiciones. (Proverbios 28:27)

Ningún hombre es una isla. No debemos encerrarnos para no enfrentarnos con la vida. Las personas que dicen que son demasiado sensibles como para visitar los barrios pobres se encuentran bajo condena en este versículo. Necesitamos ver cómo es la vida a nuestro alrededor.

El capítulo 29, versículo 1, es un versículo que se cita con frecuencia:

El hombre que, al ser reprendido, se vuelve terco, de repente y sin remedio será quebrantado. (Proverbios 29:1)

A continuación, en el capítulo 30, nos encontramos con las palabras de Agur. Nadie sabe exactamente quién fue este hombre, pero sus palabras acerca de algunas de las maravillas de la tierra son muy prácticas. Y en el capítulo 31 ha quedado constancia de las palabras del rey Lemuel, acerca de lo que le enseñó su madre sobre cómo ser rey. Lo último del libro es una maravillosa descripción de la mujer virtuosa. Muchos sienten que esta es la descripción que da el rey Lemuel de su propia madre, y ¡qué mujer era! Si usted es una joven buscando a una mujer que le sirva de modelo, le recomiendo este pasaje. Si usted es un joven buscando un modelo de esposa, le sugiero que lea este capítulo. Destaca de manera maravillosa la fortaleza y la belleza de la feminidad y la contribución única que pueden hacer las mujeres a la vida.

Este es, pues, el libro de Proverbios. Puede usted leerlo entero una vez al mes. Tiene treinta y un capítulos, que encajarían perfectamente en cada mes de treinta y un días. Por lo tanto, se puede leer un capítulo cada día. ¿Por qué no intentarlo?

Oración

Padre nuestro, te damos gracias por este libro tan práctico y por la advertencia para nuestros corazones, haciéndonos recordar que nunca podemos entender la vida, nunca podemos manejarla, nunca puede tener sentido hasta que no la enfocamos con confianza en Ti y recordamos que el temor del Señor es el principio de la sabiduría. Te damos gracias en el nombre de Cristo. Amén.