Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados: con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Efesios 4:1-3
¿Qué le dice Pablo a la iglesia de Éfeso en vista de tantas quejas desesperadas de humana necesidad?
¿Cuál es su respuesta a las súplicas de justicia y alivio de la opresión que le rodean?
Simplemente esto: ¡Andad como es digno de la vocación con que fuisteis llamados!
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Necesitamos desesperadamente este consejo práctico del apóstol. Aquél que nos ha llamado ve la vida mucho más claramente que nosotros. Él ha diseñado una estrategia que realmente eliminará la causa raíz de la miseria y la oscuridad humanas, no cubrirá el cáncer simplemente con una tirita. Cuando la iglesia es fiel a su llamamiento se convierte en una agencia de sanación de la sociedad, capaz de levantar una nación entera o un imperio a un nivel más alto de vida saludable e íntegra.
En su monumental historia del mundo llamada La historia de la civilización, Will Durant compara las influencias de César y Cristo.
Dice de Jesús: La revolución que él buscaba era, con mucha diferencia, más profunda, sin la cual las reformas sólo podían ser superficiales y transitorias.
Si él podía limpiar el corazón humano del deseo egoísta, la crueldad y la lujuria, la utopía vendría por sí misma, y todas esas instituciones que surgen de la codicia y la violencia humanas y su consecuente necesidad de leyes, desaparecerían.
Dado que ésta sería la más profunda de todas las revoluciones, al lado de la cual todas las otras serían meros golpes de estado de una clase echando a otra clase para explotar en su lugar, Cristo fue, en el sentido espiritual, el más grande revolucionario de la historia
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La auténtica iglesia está aquí para efectuar esa revolución. La iglesia falsa está aquí para oponerse a ello. Pero los cristianos auténticos de hecho promueven la causa del falso cristianismo cuando, por ignorancia o celo equivocado, se desvían de la estrategia de Dios y desobedecen su vocación divina. Nosotros, simples humanos, no podemos mejorar el programa divino. Tampoco se nos deja con la duda sobre cuál es esa vocación. Si los cristianos han de rendir una obediencia inteligente a su Señor, deben dar la máxima prioridad a entender lo que Él quiere que hagan y sean.
Padre, recuérdame cuál es mi verdadera vocación y dame fuerza para vivirla en mi vida diaria. Manténme centrado en vivir lo que las Escrituras y el Espíritu han dejado claro acerca del camino cristiano.
Aplicación a la vida
¿Qué se me ha olvidado sobre mi verdadera vocación y cómo puedo volver a ella?