Joyous People Breaking Bread Together in Fellowship

Devoción del 6 de agosto

Igualdad

No digo esto para que haya para otros holgura y para vosotros escasez, sino para que en este momento, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho no tuvo más y el que poco, no tuvo menos.

2 Corintios 8:13-15

Ciertamente nadie puede leer la Biblia sin darse cuenta de que ningún creyente tiene el derecho de disfrutar de los bienes de este mundo mientras su hermano sufra necesidad. Eso está muy claro, ¿no es verdad? Juan escribió: Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? (1 Juan 3:17). No me digas que amas a Dios, dice él, si sabes que tu hermano está en necesidad y no estás haciendo nada; ¡no digas que amas a Dios! Tus cantos sobre Dios, tus oraciones a Dios no tienen ningún sentido mientras esta cruda realidad continúe; tu hermano está en necesidad, y no estás haciendo nada al respecto.

Un aspecto de esta cuestión de dar es que en la prosperidad hemos de aliviar las necesidades de otros. Pero, además hay otro aspecto. En la adversidad hemos de recibir las dádivas de los demás. A menudo encuentro a cristianos que están necesitados, verdaderamente necesitados, quienes por un equivocado sentido del orgullo, rehúsan aceptar los donativos de otros. Sienten que están recibiendo limosnas, y no quieren tener nada que ver con la caridad. Eso refleja una absoluta mala interpretación de la maravillosa palabra caridad. La caridad es simplemente otro nombre del amor. Está mal, en el orgullo equivocado de nuestro corazón, rechazar la oferta del amor. No ha de ser así. Eso refleja un orgullo carnal y apartado de las Escrituras.

En la familia de Dios, ha de haber igualdad, de modo que tu abundancia en ese tiempo pueda ser el medio de proveer la necesidad de otro, pues muy bien podría llegar un día en que ocurra un cambio de la fortuna y tú puedas ser el que esté necesitado y su abundancia provea tu necesidad. Esto está claramente de acuerdo con la relación básica de los miembros del cuerpo de Cristo.

Para ilustrar esto, Pablo cita la historia del maná que cayó en el desierto del Antiguo Testamento. Él describe al hombre que salió con codicia en su corazón a recoger esta maravillosa sustancia y llenó sus ollas y vasijas con esta deliciosa materia llamada maná. Pablo cuenta que hubo un hombre que salió y recogió todo lo que pudo, esperando tener abundancia de este extraordinario alimento. Pero aquellos que recogieron así, con codicia, descubrieron que lo que no pudieron usar en un día se transformó en una masa podrida y repugnante, mientras que a aquellos que recogieron poco, Dios les cubrió su necesidad por medio de lo que otros compartieron con ellos, y hubo abundancia. A los que recogieron poco no les faltó nada. Pablo está diciendo simplemente que si fallamos en dar en la prosperidad, Dios maldecirá lo que tenemos y lo transformará en una maldición para nosotros. Si intentamos acumular más de lo que realmente necesitamos y no damos de lo que tenemos en abundancia, esto se transformará, por la providencia de Dios, en una maldición en nuestras manos. Por otro lado, si rechazamos recibir en la adversidad, Dios nos juzgará por nuestro orgullo carnal y testarudo.

Señor, ayúdame a entender este principio de igualdad dentro del cuerpo de Cristo. Tú provees para todos nosotros, y nosotros podemos proveernos unos a otros porque Tú nos das.

Aplicación a la vida

En mi abundancia, ¿cómo puedo dar más a los demás? En mi escasez, ¿cómo puedo recibir regalos de los demás dignamente?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Blessing Without Measure

Lea el mensaje de Ray