Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
1 Corintios 16:2
He aquí cuatro principios prácticos que Pablo nos da, que deberían guiar el procedimiento de dar.
Primero, dar debería ser constante.
Ha de hacerse cada primer día de la semana
.
Debe haber una regularidad que se repita en nuestra donación.
Dios apartó el primer día de la semana, el día de la resurrección de nuestro Señor, para recordarnos que hemos de obrar desde el impulso compasivo procedente de la vida de Jesucristo, que mora en nosotros, el cual nos impide dar la espalda a las necesidades humanas que nos rodean, tal como haríamos de otro modo.
Este primer día de la semana se aparta para ese propósito.
Segundo, dar debe ser algo personal.
Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros…
; hay una inclusión general en cuanto a dar.
No se dirige a los ricos solamente, o sólo a los adultos, sino que incluye a ricos y pobres, jóvenes y viejos.
Nadie está excluido de esto.
Jesús admitió el óbolo de la viuda, la donación más pequeña posible, para indicar que incluso los más pobres no están excluidos de dar.
Todos hemos de dar porque Dios siempre asocia al donativo con el donante.
Dar es algo intensamente personal.
Tercero, el dar ha de ser premeditado. Tenemos que poner algo aparte y guardarlo. Es una decisión hecha en casa con cuidadosa premeditación, separando ciertas cantidades para ciertos fines. En los tiempos del Nuevo Testamento, dividirían su riqueza en pequeños montones, montones de bienes o alimentos o grano. Hoy simplemente la sacamos de nuestras cuentas y pagamos, pero es el mismo principio. Permite que cada uno decida dónde ha de emplearse y en qué cantidad, y que lo haga como un acto premeditado.
Finalmente, la donación ha de ser proporcionada según haya prosperado
.
Esto es el sustituto en el Nuevo Testamento del diezmo del Antiguo Testamento.
En el Antiguo Testamento, a los creyentes se les pedía un 10% de su renta para la obra de Dios.
Pero eso es una práctica de donación de jardín de infancia.
A los hombres se les tenía que decir cuánto dar con una base legal.
Cuando se llega al Nuevo Testamento, no encontramos que el diezmo continúe.
Pero claramente se enseña una donación proporcionada.
Al prosperar, debería haber un incremento proporcionado del dar; no simplemente en la cantidad, sino también un incremento en la proporción, según Dios haya prosperado.
Señor, cuán inútil es para mí resistirme a la influencia de Tu Espíritu en esto, cuando la auténtica razón que tienes para pedirme que dé es que yo sea bendecido. Enséñame eso, y que yo pueda responder con alegría y gusto.
Aplicación a la vida
¿Es su dádiva proporcionada al modo en que Dios le ha bendecido? ¿Responde con alegría y gusto cuando se le muestra una nueva oportunidad de dar?