Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
2 Timoteo 2:1
Lo primero que tiene usted que hacer cuando las cosas empiezan a desmoronarse a su alrededor, dice Pablo, es ser fuerte en la gracia que está en Cristo Jesús, que es el principio fundamental para ayudar a cualquier persona. Usted sólo puede pasar a otros lo que usted mismo ha recibido. El conocimiento mental no tiene valor alguno. Si usted sencillamente transmite un conocimiento de la verdad, enseñando a las personas las diferentes doctrinas del cristianismo, no ha hecho nada para ayudarlas. A menos que puedan ver que esta verdad le ha cambiado a usted y ha hecho que sea diferente, que habla usted acerca de la experiencia de haber sido transformado por la verdad que cree no hará nunca nada para ayudar a otra persona en la hora de peligro. Si desea fortalecer a otros, el consejo de Pablo es que comience por sí mismo.
Lo que fortalece es la gracia. Una cosa peculiar acerca de la gracia es que nunca está a disposición de las personas fuertes. Esto es lo que hace que resulte difícil para nosotros contar con ella a veces. Hoy en día nos vemos continuamente asaltados por una andanada de propaganda que nos enseña que la manera de ser fuertes es desarrollar alguna cualidad acerca de nosotros, algún poder oculto, alguna reserva de personalidad, algún derecho que debemos exigir. Pero si cree usted en la Biblia, estas enseñanzas son la manera de ser débiles, y ese resulta ser el caso. Sólo la gracia de Dios es suficientemente fuerte como para enfrentarse con las presiones de un mundo caído, pero la única manera que puede usted aprovechar la gracia de Dios es reconocer que es usted tan débil que no tiene ninguna otra cosa que le mantenga.
Son muchas las personas que hoy en día no son fuertes y no pueden soportar en el día de presión, aunque dan un gran testimonio acerca de cómo van a seguir a Cristo y mantenerse para Él. Sin embargo, en el momento de la presión, se derrumban casi de manera instantánea. Se han tragado la mentira del mundo de que si tan sólo se deciden, que si por medio de su voluntad o su esfuerzo se ponen de manifiesto sus tremendos dones naturales, o si desarrollan algún poder para superar los derechos de otros, podrán mantenerse firmes. Pero la palabra de Pablo es que para ser fuertes es preciso descubrir “la gracia que está en Cristo Jesús”. Reconozca usted su propia debilidad, y luego acepte la promesa de Dios de trabajar con usted y por medio de usted en su debilidad para hacerle fuerte. Es así cómo funciona.
Los cristianos deberían estar continuamente aprendiendo a decir: “Yo no puedo cumplir esta exigencia. No puedo hacer esta cosa que se me pide que haga. Pero Él puede, y, por lo tanto, yo puedo”. Hágalo, basándose en la expectación de que Dios está en usted, y Él hará posible que haga lo que de lo contrario no podría hacer. Ese es el auténtico cristianismo; es algo sobrenatural, por lo que la fortaleza natural es su más grande enemigo. Cuando aprendemos esto, podemos ser fuertes “en la gracia que es en Cristo Jesús”.
Señor, confieso mi debilidad. Te pido que Tú me llenes de Tu fortaleza para que pueda enfrentarme con las cosas que Tú pones ante mí.
Aplicación a la vida
¿Está la gracia de Dios disponible a las personas fuertes o a las débiles? ¿Por qué? ¿Hemos descubierto nosotros la diferencia radical en el camino y el poder de la gracia en un mundo caído?