Los que trabajan entre ustedes

Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.

1 Tesalonicenses 5:12-13

Pablo pretendía que estas palabras rigieran el comportamiento de los creyentes en la congregación. Hay tres cosas que los miembros de la iglesia deben hacer con respecto a sus líderes: Primero, deben reconocerlos. La palabra realmente es, conocerlos. Reconocerlos. Ser conscientes de ellos. No los den por supuestos. Conozco iglesias donde los pastores son tratados como sirvientes contratados allí, para responder a los caprichos de la junta de la iglesia o al voto de la congregación. Se les trata con poco o ningún respeto y a veces se les maltrata gravemente. Pablo está diciendo: Conozcan a sus líderes. Entiendan que son personas y no las ignoren.

Segundo, ténganlos en la mas alta estima en amor. Valórenlos. Entiendan que aunque puedan tener características personales que son difíciles de tratar en ocasiones (todos las tenemos), reconozcan que su trabajo es importante y deben ser altamente estimados por esa razón. Tenerlos en alta estima no es sólo considerar valiosos a los líderes, sino también expresarlo de manera práctica. Por eso Pablo escribió a Timoteo: Los ancianos que gobiernan bien [en realidad, dirigen bien], sean tenidos por dignos de doble honor (1 Timoteo 5:17a). El apóstol quería decir que ¡el buen líder debería recibir el doble de salario!

Tercero, dice el apóstol: Tened paz entre vosotros. En el contexto, esto está relacionado con sus instrucciones sobre cómo tratar a los líderes de la iglesia. Sugiere un rechazo deliberado a crear facciones sobre los líderes individuales de la iglesia. No se agrupen en torno a una persona a expensas de otros líderes. No tenga favoritos ni ataque a los demás. En 1ª de Timoteo, Pablo advierte que nadie puede acusar a un anciano si no es por la palabra de dos o tres testigos. Tiene que haber un acercamiento cuidadoso y considerado al problema.

La razón es que los líderes han sido nombrados por el Señor, independientemente del proceso humano por el que fueron elegidos. Esto no significa que en el desarrollo de los acontecimientos no acaben yendo a otro lugar. Significa que cuando están en el liderazgo, deben ser considerados como hombres y mujeres del Señor. Él los ha puesto entre nosotros. No sólo eso, nos amonestan. La palabra es literalmente poner en mente. Instruyen e inspiran, recordando la verdad que se olvida fácilmente en estos días. La única voz que habla poderosamente contra el espíritu de esta época, el espíritu egocéntrico, autosuficiente e inquieto de esta generación, es la voz de la iglesia. Necesitamos que se nos recuerde continuamente el peligro de ese tipo de filosofía. Esto lo hacen los líderes que instruyen, advierten y señalan la insensatez. Nos ayudan a mantener los pies en el buen camino. Por último, dice Pablo, trabajan duro entre ustedes. Pasan horas esforzándose en un trabajo difícil y a veces humillante. Contrariamente a lo que algunos piensan, no es cierto que los pastores trabajen sólo un día a la semana. El ministerio es un trabajo muy exigente.

Gracias, Jesús, por tu cuerpo, la iglesia, y gracias por los líderes que has puesto en mi vida para enseñarme y amonestarme. Te pido que los bendigas, protejas y proveas.