También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre lo bueno unos para con otros y para con todos.
1 Tesalonicenses 5:14-15
Estas instrucciones no se dirigen sólo a los líderes. Todo creyente debe vivir así. Pablo nos instruye sobre cómo comportarnos con tres tipos de personas: los ociosos, los desanimados y los débiles.
Amonestad a los ociosos
, dice.
La palabra es, literalmente, los desordenados
, los que desentonan con los demás. Se refiere a aquellas personas que habían dejado de trabajar porque esperaban que el Señor viniera en cualquier momento.
Estas personas vivían de las dádivas de los demás, y no estaban dispuestas a trabajar y mantenerse a sí mismas.
Adviérteles, dice el apóstol. Diles que se enmienden.
Que no sigan así.
No lo hace con mala intención, sino para señalarles que ese tipo de comportamiento es inaceptable.
En segundo lugar, que alentéis a los de poco ánimo
.
Literalmente, anima a la persona de alma pequeña
, a la que se siente inadecuada y sin talento.
Ayúdeles a encontrar su lugar.
Esto va dirigido a todos.
Las personas que se sienten fuera de lugar, que piensan que ése no es su sitio y que no pueden aportar nada, deben ser ayudadas a encontrar su sitio, porque tienen un lugar.
En la maravillosa imagen del cuerpo en acción de 1ª de Corintios 12, el apóstol dice que la oreja no puede decir: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo
(1 Corintios 12:16). No
, dice Pablo, aunque diga eso, no por ello deja de formar parte del cuerpo
.
Hay personas que se sienten así. Piensan:
Yo no puedo hacer nada. No tengo ningún don
.
Ése es un pensamiento erróneo.
Dios ha dotado a todo Su pueblo de dones.
Debemos ayudarnos unos a otros a encontrar nuestro lugar, darles algo que hacer y animarles en el trabajo que están haciendo.
Por último, dice que sostengáis a los débiles
.
Esto significa especialmente a aquellos que Romanos 14:1 describe como débiles en la fe;
aquellos que no saben mucho sobre la vida cristiana, que no han aprendido la verdad que los hace libres y necesitan ayuda extra.
Tal vez no están seguros de su salvación, o se sienten culpables por el pasado y no sienten que realmente ya han sido perdonados por Dios.
Sea lo que sea, la palabra es para ayudarles, para sostenerles.
Eso exige un pequeño esfuerzo adicional; una llamada telefónica quizás, una invitación a comer, o una charla tranquila sobre sus necesidades.
Esto va dirigido a todos nosotros.
Todos debemos velar así por los demás.
Para ello se requieren tres actitudes: Primero, tener paciencia con todos; segundo, procurar que nadie devuelva mal por mal; y tercero, esforzarse siempre por hacer lo que es bueno para otros y para todos los demás. La paciencia es la voluntad de seguir intentándolo una y otra vez. No tomar represalias significa no devolver el golpe e intentar vengarse de alguien que puede haber hecho daño en el proceso de ayudarle. La ayuda es un intento continuo de mejorar una situación, de ser parte de la solución y no del problema.
Padre, guíame y concédeme sabiduría en cómo respondo a las personas que has puesto en mi vida.
Aplicación a la vida
¿Puede identificar a personas en su vida que coincidan con las descripciones de las tres categorías? ¿Cómo puede responder adecuadamente?