Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.
Lucas 16:9
Estas palabras corresponden a una parábola sobre un administrador que vivía gracias a su ingenio.
No dudaba en jugársela a su señor para sacar su propio beneficio.
Al señor le llegó una información que culpaba a este hombre de hacer operaciones dudosas que estaban mermando sus bienes.
Sin más investigación, el señor llamó al administrador y lo despidió, pero le pidió un estado de cuentas antes de que se fuera.
De modo que el administrador se enfrentaba a la desoladora alternativa de tener que trabajar cavando zanjas para vivir, o mendigar.
Ninguna de estas alternativas eran aceptables para él.
Así que sugirió una tercera alternativa a seguir.
Y astutamente decide convertir a los deudores de su señor en sus propios deudores.
Evidentemente, estos debían al señor una determinada cantidad de renta.
Así que convocó a estos deudores y les redujo la deuda.
Al final, todo esto llegó a conocimiento de su señor, quien, en lugar de enojarse al oír lo que su sagaz siervo había hecho, lo elogia por su acción deshonesta.
Lo considera un sinvergüenza muy listo.
Jesús concluyó la parábola diciendo:
porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz
.
A pesar de sus limitaciones, la gente de este mundo a menudo es más consecuente a la hora de obtener sus metas de lo que son los cristianos. Aquí tenemos a este administrador, que, aunque es un sinvergüenza, al menos piensa en el futuro y se prepara para el porvenir. Se anticipa a lo que va a llegar y gasta su tiempo en prepararse para ello. Nuestro Señor claramente sugiere que nosotros, los cristianos, deberíamos tomarnos en serio el hecho de que esta vida no es sino una preparación para una vida mucho más grandiosa que ha de venir. Lo que aprendemos aquí es lo que nos prepara para vivir allá, y si no somos capaces de aprender, no estaremos listos, en lo posible, para esa vida que vendrá. El problema con los cristianos es que no se toman en serio la visión cristiana de la vida. Si lo hicieran, imitarían el dedicado esfuerzo que los hijos de este mundo ponen en prepararse para el futuro, a pesar de que ese futuro se derrumbará con la muerte.
La conclusión de nuestro Señor es: Sean sabios con el dinero, úsenlo para hacer amigos, de modo que cuando el dinero falte ―y lo hará― ese dinero bien empleado proporcionará amigos que les darán la bienvenida a las moradas celestiales. Use el dinero mientras mantenga su valor. No lo evite, o finja que le rebaja, como algo que no es espiritual. Por otro lado, no lo acumule como si fuera un fin en sí mismo. Lo que caracteriza a este administrador es que comprendió que el dinero está para usarlo. No para amontonarlo en un banco y verlo aumentar; está para usarlo en algo. El creyente también ha de usar el dinero como un vehículo temporal para conseguir un bien perenne. Si este espabilado administrador entendió cómo usar el dinero para servir sus propios intereses, ¿cuánto más deben los cristianos hacer lo mismo en sus vidas? Hagan amigos a través del uso adecuado del dinero, mientras valga algo, porque llegará un día en que ―con toda seguridad― perderá su valor.
Señor, has hablado clara y llanamente. Concédeme que pueda tener la gracia de tomarme esto en serio y vivir, no para este mundo, sino para el venidero.
Aplicación a la vida
¿Entiendo que esta vida es una preparación para la vida que vendrá? ¿Se nota esa convicción en mi uso del dinero?