Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
2 Corintios 10:3-4
La verdad es el arma principal del cristiano. La gloria del cristianismo es que introduce la verdad en cualquier situación. Revela la realidad. Jesucristo vino a contarla tal como es, y así lo hizo. Siempre, invariablemente, decía las cosas como son. Hizo saber a la gente los hechos sobre la vida y sobre el hombre. Desveló la realidad; desenmascaró las ilusiones y delirios bajo los que la gente se afana. Rasgó los velos. Usted puede verlo poniendo al descubierto la forma de pensar incorrecta de los fariseos, de los saduceos y de todos los otros grupos con los que se puso en contacto, incluso a Sus propios discípulos. Aquí, en la Palabra de Dios, tenemos un arma poderosa, la más excelente que hay en muchos sentidos, contando las cosas tal como son.
La verdad es la especialidad del cristiano. Si acepta la Palabra de Dios como la verdad acerca de la vida, y si la proclama y la demuestra en su propia vida, él mismo se convierte en un arma poderosa que libera a los hombres y resuelve los males de la sociedad. No sólo con la verdad proclamada, sino también con la verdad demostrada. La debilidad de la iglesia es que a menudo ha estado demasiado satisfecha simplemente con proclamar una parte de la verdad, y nunca se ha dedicado a demostrarla. Pero un cristiano, sobre todos los demás, debería caracterizarse por la franqueza y la honestidad.
Este mundo nuestro está sobradamente provisto de artistas del engaño y de gente que tiene motivos egoístas ocultos. Estas personas usan con nosotros, con persistencia y entusiasmo, técnicas de distorsión de la realidad. De ahí que sea una experiencia cautivadora y refrescante encontrar a una persona que sea auténtica y transparente.
Esto es lo que todos los cristianos y grupos cristianos deberían ser. Ningún cristiano tiene derecho a la vida privada. Nuestras vidas han de ser vividas abiertamente ante todos los hombres, ser transparentes, un espectáculo para todo el mundo. Los cristianos tienen que ser una demostración de la verdad. Una iglesia donde se confiesa a Jesús abiertamente es un bien poderoso, particularmente necesitado en nuestra civilización hastiada y desilusionada. Mucha gente cansada quiere encontrar un lugar donde la Palabra de Dios sea reverenciada, enseñada y trasladada a la vida diaria. No una iglesia presentándose esta semana como un circo, la semana siguiente como un supermercado sociológico, el mes siguiente como una polarización política pietista dentro de la comunidad eclesiástica, sino una iglesia que afirma ser en su proclamación lo que es —el cuerpo de Cristo— una hermandad donde la gente de Dios se reúne para renovarse, para enseñar la Palabra de Dios y para difundir el evangelio.
Padre, concédeme poder ver el desafío del tiempo en que vivo y darme cuenta de que he sido excepcionalmente llamado para proclamar la verdad. Ayúdame a dedicarme a ello a través de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Aplicación a la vida
Haga una lista de unas cuantas fortalezas de maldad en nuestro mundo de hoy: formas de pensar arraigadas que son contrarias a la verdad. ¿Cómo se aplica la Palabra de Dios a esto?