No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él.
Efesios 1:16-17
El apóstol Pablo ha estado enseñando los grandes hechos que subyacen bajo la fe cristiana en Efesios 1, y ahora volvemos a su oración. Ésta es una revelación útil sobre el lugar de la oración en la experiencia cristiana, especialmente en los creyentes que están madurando y en relación con el estudio de las Escrituras. Esto establece una unión entre las Escrituras y la oración. El apóstol, habiendo finalizado el gran pasaje en el que explica lo que el Dios trino está haciendo por nosotros, ahora añade estas palabras dirigidas a los cristianos efesios.
Ése es verdaderamente el objetivo principal de la vida cristiana: conocer mejor a Dios.
Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos: ¿Nos está pasando esto?
¿Realmente estamos consiguiendo conocer mejor a Dios?
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Hay un principio en las Escrituras que es muy importante que entendamos. Todos estamos familiarizados con la frase que dice que estamos hechos a imagen de Dios, que significa, de algún modo, que la humanidad refleja a Dios. Pero esto quiere decir que no podemos saber quienes somos hasta que empecemos a aprender y enterarnos de quién es Dios. Es la revelación y comprensión de la naturaleza de Dios lo que nos dirá cómo somos.
Creo que ésta es una de las razones principales por la que muchas personas hoy parece que nunca descubren quiénes son.
Nunca se enteran de lo que pueden hacer, de las posibilidades que hay en su interior y de cuál es su potencial, porque nunca han descubierto quién es Dios.
Somos un reflejo de Él, y, por tanto, es extremadamente importante que lleguemos a conocerlo mejor.
Recuerde que Jesús dijo esto en Su gran oración al Padre: Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado
(Juan 17:3).
Ésta es la razón por la que existimos: que podamos conocer mejor a Dios. Espero que esto les esté sucediendo a ustedes, tanto a los jóvenes como a los viejos. Usted nunca llegará a terminar de conocer a Dios. Es un Ser tan fantástico que las revelaciones acerca de Su carácter y naturaleza no cesan de llegarnos, y descubrimos que, al conocerle mejor, de repente nos damos cuenta de que nos conocemos mejor a nosotros también.
Así que Pablo ora por esta gente. Él no conoce sus circunstancias. Él no puede orar por los problemas y presiones diarios como cuando usted conoce a alguien personalmente. Pero él puede orar y lo hace, para que puedan conocer mejor a Dios. Y eso incluye todo lo demás.
Abre mis ojos, Señor, para que pueda ver más de Ti.
Aplicación a la vida
¿Hará usted que su máxima prioridad sea conocer a Dios mejor? ¿Orará por ello todos los días?