Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago.
Romanos 7:15
¿Se ha sentido alguna vez así?
¿Ha visto alguna vez a algún joven cristiano ferviente y entusiasta, o a un cristiano mayor intentando desesperadamente hacer algo por Dios y acabando, después de un tiempo, tan desanimado y derrotado que sólo quiere rendirse?
Y, de hecho, probablemente lo hace.
Pero ése es un estado muy esperanzador.
Jesús dijo que aquellos que son pobres en espíritu y han llegado al final de sus propios recursos son bienaventurados (Mateo 5:3).
¿Por qué?
Porque ése es el momento en que Dios puede darles algo.
Cuando usted haya llegado al final de sus propios recursos, entonces Él puede darle los Suyos.
Por eso es por lo que el Antiguo Pacto es: Nada viene de Dios; todo viene de mí
, mientras que el Nuevo Pacto es: Todo viene de Dios; nada viene de mí
.
Usted sólo tiene que mirarse a sí mismo para ver cuánto de su vida está viviendo en ese Antiguo Pacto.
Usted espera tener éxito en virtud de algo que hay en usted: su abolengo, su formación, su personalidad, su buen aspecto, o algo parecido.
Esta actitud produce la clase de persona que cuenta con sus propios recursos: Tengo lo que hace falta; yo puedo hacer eso
.
Y, bueno, también puede ser muy modesto con su lenguaje.
Aprendemos toda clase de truquitos sutiles para ocultar esta clase de egoísmo.
Decimos: En realidad nunca he tenido alguna formación especial para eso, pero he tenido algo de experiencia, y lo haré lo mejor que pueda
.
Así estamos diciéndole a la gente sutilmente: Reúno los requisitos que hacen falta
.
O miramos las exigencias, el problema específico, la situación que se nos pide que abordemos o realicemos, y decimos:
No reúno los requisitos.
No puedo hacer eso.
No me pida que haga algo así.
Yo fui una de esas personas que llegó tarde cuando se repartieron los dones, y simplemente no puedo hacer algo así
.
Pero, ¿a quién está usted mirando cuando dice algo semejante?
¡A usted mismo!
Usted está contando con su propia falta de recursos
, pero sus ojos están fijos en la misma persona, usted mismo.
Así que ambas respuestas están equivocadas. Un punto de vista se fija en nuestro poder, nuestras habilidades, nuestra experiencia, mientras que el otro punto de vista se fija en nuestra falta de recursos, nuestra poca habilidad y nuestra inexperiencia; pero ambos ponen el foco en nosotros mismos.
Perdóname, Padre, por las veces que me apoyo en mí mismo en vez de en Ti. Enséñame a reconocer mi
falta de recursos.
Aplicación a la vida
¿En qué aspectos ha estado apoyándose en sus propios recursos, sin considerar que Dios ofrece todos los recursos que usted necesita?