No pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.
Marcos 6:5-6
Podemos resumir el significado de todo este relato con sólo unas cuantas palabras: las visiones limitadas significan vidas limitadas. Es decir, si su punto de vista de la vida es tan estrecho y tan hosco, tan mustio y mermado como para que no incluya nada más que lo que puede ver, sentir, olear, oír y razonar usted, su vida va a estar horriblemente desposeída y dominada por la pobreza. Esto era lo que estaba sucediendo en Nazaret. Jesús había estado en Nazaret el año anterior. Habían intentado matarle en esa ocasión porque Él no estaba dispuesto a hacer lo que ellos querían. Ahora regresa de nuevo y enseña en la sinagoga, y ellos se quedan asombrados, haciendo las preguntas apropiadas: “¿De dónde ha recibido este hombre todo esto? ¿Qué es la sabiduría que le ha sido dada? ¡Qué poderosas obras realizan sus manos!”.
Pero las respuestas a sus propias preguntas son terriblemente limitadas. “¿Quién es éste? ¿No es éste el carpintero? Oye, él hizo la mesa en nuestra casa. ¡Recuerdo cuando acostumbrábamos a darle de comer té y bocadillos para la comida cuando vino a ayudarnos a construir la casa en la que vivo! ¡No era más que un carpintero! ¡Y sus hermanos y hermanas viven aquí; conocemos a toda la familia! ¡No es posible que sea un hombre tan poderoso!”. E hicieron lo increíble: se refugiaron en ese recurso final de todas las mentes débiles y pequeñas, ridiculizándole. Se sintieron ofendidos por causa de Él y empezaron a restar importancia a todo lo que había hecho.
Por lo tanto, Jesús hizo que se diesen cuenta de que esto es característico de la naturaleza humana caída. No reconocieron Su valía; no le concedieron honor alguno en Su propio pueblo, y como resultado de ello, no realizó ninguna gran obra allí. Respondió a los pocos que tuvieron fe, pero no había nada de lo que pudiese jactarse el pueblo. De modo que no es sorprendente que a lo largo de estos siglos, aunque Nazaret no ha sido nunca olvidado como el pueblo en el que Jesús se crió, ¡hasta este día en Palestina está considerado con cierta vergüenza! Perdieron su gran oportunidad.
¿Qué nos está diciendo todo esto, todo el relato de la mujer que fue sanada, el que levantase de los muertos a la hija de Jairo y la recepción que le dio el pueblo de Nazaret? Nos está diciendo a nosotros hoy: “Elevad vuestros ojos y mirad más allá de lo visible a las realidades de Dios. Vivid en toda las dimensiones de la vida, tal como Dios pretendió que fuese la vida”. La vida no puede nunca explicarse totalmente en términos de lo natural. Seremos pobres y viviremos con desesperación si todo en lo que podemos depender es de nuestros recursos humanos, nuestro poder natural. Pero Dios es rico en gracia, en poder, en fortaleza interior y en simpatía, y Él clama a nosotros, diciendo: “No seáis más incrédulos, sino creed y tened fe que yo estoy obrando y enriqueceré vuestra vida más allá de vuestros más increíbles sueños”.
Señor, enséñame a responder con el toque de la fe, no abrumado por la admiración, sino con el toque de la fe en el Bendito que ahora está entre nosotros y está dispuesto a suplir nuestra necesidad.
Aplicación a la vida
¿Estamos nosotros respondiendo con una fe que transforma nuestra vida al encontrarnos con el Jesús viviente en las páginas de las Escrituras? ¿Se está ampliando nuestra visión de la vida por Su presencia que mora en nosotros?