A la primera le puso por nombre Jemima; a la segunda, Cesia, y a la tercera, Keren-hapuc. Y no había en toda la tierra mujeres tan hermosas como las hijas de Job, a las que su padre dio herencia entre sus hermanos.
Job 42:14-15
Lo fascinante de este relato es que toda la Escritura da la impresión de concentrarse en las hijas de Job en lugar de en los hijos. En el capítulo 1, eran los hijos los que estaban en primera fila. Tenían una fiesta de cumpleaños cada año e invitaban a sus hermanas a que fuesen y la compartiesen con ellos, pero aquí, al final del libro, eran las hijas de Job. Siendo el padre de cuatro hijas hermosas yo mismo, sé cómo se debió de sentir Job sobre ellas. Él estaba orgulloso de sus hijas y de hecho les concedió una herencia entre sus hermanos, lo cual era algo totalmente inusitado en la cultura de aquellos tiempos.
Para cualquiera que esté intentando decidir sobre un nombre para una niña recién nacida, he aquí algunas excelentes sugerencias: Jemima, Cesia y Keren-hapuc. Estos nombres son significativos, y aquí están sus significados:
• Jemima significa “paloma”. A lo largo de las Escrituras e incluso en nuestra cultura actual, la paloma es un símbolo de paz.
• Cesia es otra manera de escribir el nombre Casia, y recordará usted que cuando los magos, o sabios, llevaron regalos al pequeño Jesús, le llevaron regalos de casia, áloes y mirra, todos los cuales eran fragancias e incienso y eran caros, poco comunes y preciosos. Por lo tanto, la casia es incienso o una fragancia. Ése es el simbolismo tras el nombre.
• Keren-hapuc significa literalmente “el cuerno de adorno” y es una referencia, por lo tanto, a la belleza exterior que es el resultado del carácter interior.
Las hijas, que representan paz, fragancia y belleza, son fruto de las pruebas por las que pasó Job.
Sin duda, como dice el texto, no había mujeres más hermosas que ellas en toda la tierra. El Nuevo Testamento, en Romanos 5, nos dice que el sufrimiento produce fruto para todos aquellos que perseveran, como evidencia del amor de Dios. “La tribulación”, dice Pablo, “produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza” (vv. 3-4). La prueba produce esperanza, esperanza en que se está usted convirtiendo en la clase de persona que desea ser, y “la esperanza no nos defrauda”, dice Pablo (Romanos 5:5a). Hace que nos sintamos confiados y seguros de nuestro Dios, así como del poder y los recursos de la vida espiritual. Éste es el mensaje que tenemos al final de este libro.
Señor, te doy gracias por mi propio quebranto del que Tú produces belleza, paz y una vida fragante que a Ti te complace.
Aplicación a la vida
El gozo más grande lo sentimos cuando empezamos a comprender el amor infinito y la sabiduría de Dios como nuestro Padre. Esta comprensión con frecuencia da como resultado un curso posgrado en disciplina paternal.