Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: “Anda y proclama a los oídos de Jerusalén, diciendo que así dice Jehová: ‘Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que lo devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos’”, dice Jehová.
Jeremías 2:1-3
Esto es parte del primer mensaje de Jeremías a la nación de Judá. Nos resalta lo que Dios tiene que decirle a alguien que ha comenzado a distanciarse de Él. ¿Alguna vez has tenido ese problema? Encuentro que hay tiempos en mi vida cuando, sin ni siquiera darme cuenta de ello, he comenzado a perder algo del fervor y el júbilo y la paz que marca la presencia de Dios en mi vida, fluyendo a través de mi vida como debería.
Lo trágico sobre esa condición, ejemplificado en la nación de Judá, es que esto puede ocurrir y después nadie sabe lo que está mal. Eso es lo que le estaba ocurriendo a Judá. Realmente le echaron la culpa a Dios por todo. Eso es lo que la mayoría de nosotros hacemos también. Dijeron que era la culpa de Dios, que no cumplió Sus promesas, no les ayudó cuando debía haberlo hecho, no les protegió de sus enemigos como prometió. Le estaban acusando de una completa mala conducta y con la inhabilidad de cumplir Sus promesas.
Así que Dios tiene algo que decirle a esta nación. Les llama a mirar atrás y a reflexionar sobre cómo era la vida cuando comenzaron una relación de amor al principio. Dios dice: “Me acuerdo de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí”. En consejería matrimonial he tratado con parejas que han estado casados veinticinco o treinta años pero que están teniendo dificultades. Están tensos, enfadados, molestos, y a veces ni siquiera se están hablando. He tenido que sentarme con parejas así y tratar de encontrar una forma de comenzar el proceso de sanación. Hace mucho tiempo aprendí que la mejor forma es simplemente decir: “Sabéis, antes de que comencemos, necesito conoceros un poco mejor. Contadme algo sobre vosotros. ¿Cómo os conocisteis y dónde?”. Puedes sentir el ambiente suavizarse y sus corazones comenzar a expandirse un poco al pensar atrás a los días cuando no estaban enfadados ni molestos, sino que estaban enamorados, y al recordar lo que significaba eso. La mitad de la batalla es ganada cuando puedes conseguir que las parejas piensen atrás a cómo eran las cosas cuando se conocieron al principio.
¿Te acuerdas de esos primeros días en la relación entre tú y el Señor, la maravilla del amor y el júbilo de ello? Lo que el profeta está presentando aquí es que, en tal momento, el amado es la principal prioridad de la vida. Ninguna otra relación es más importante que la tuya con él, o él contigo. Él es preeminente en su cariño. Esto es lo que Dios quiere que recuerdes. Esto es lo primero que Dios le dice a un corazón que ha comenzado a alejarse: “Acuérdate, acuérdate de cómo eran las cosas cuando te sentías seguro de mi afecto, apartada para mí”, como Israel, “santa para el Señor”, exclusivamente Suya. “Acuérdate que eres “las primicias de Su cosecha”. Acuérdate que estás seguro: “Yo te protejo”. ¿Te acuerdas de tus primeros días?
Gracias, Padre, por la forma en la que me llamas a regresar a mi primer amor contigo.
Aplicación a la vida
“La novia no se fija en sus atavíos sino en la cara de su querido novio”. ¿Estamos tan concernidos con nosotros mismos que hemos perdido el enfoque en nuestro Novio? ¿Necesitamos regresar a nuestro primer amor?