¡Ay gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malhechores, hijos depravados! ¡Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás!
Isaías 1:4
Cada aliento que tomamos es por la misericordia de Dios. Todo lo provee Él de Su mano. Pero el hombre ignora todo eso y le da la espalda al tema, y después va diciendo que sólo el hombre importa. Ésta es una ceguedad increíble. Pero éste es el problema con el que se enfrenta Isaías aquí. Dios analiza la situación en Israel en un versículo, una condenación de la nación multiplicada por siete.
Hagamos un análisis detallado de algunos de los cargos de Dios: Primero, Dios dice que Israel es una nación pecaminosa. Ha sido infectada con un virus mortal que causa que todo lo que hace le salga mal. El punto de vista de la Biblia es que éste también es el problema con toda la raza humana. Sin embargo, a la gente hoy en día le parece difícil de creer esto. Pero algo terrible le ocurre a la humanidad; el hombre no es aquello para lo que fue hecho. No funciona como debe. Hay una mancha, un veneno extendido por todo el mundo humano, que causa que incluso nuestros esfuerzos hacia lo bueno simplemente creen nuevos problemas. La Biblia declara que el problema es el pecado, o sea, el egoísmo y el egocentrismo. Estamos todos afligidos con la tendencia de cuidar de nosotros mismos primero. Eso es lo que produce el narcisismo que es tan característico en nuestros días.
En segundo lugar, Dios dice que este pueblo está sobrecargado a causa del pecado. Piense en las cargas pesadas que se nos vienen encima a causa de este impulso hacia el egocentrismo dentro de nosotros mismos. Piense en el terrible precio del crimen, del abuso de menores, de los embarazos en las adolescentes y el precio impactante de la guerra. Todas estas pesadas cargas nos hacen sentirnos sobrecargados y nos dejan sumidos en la vergüenza. Este tipo de mensaje no es muy popular, pero es la realidad.
Estamos orgullosos de los avances tecnológicos del presente. Pero la gente que inventa estas cosas trabaja bajo las mismas cargas a las que se enfrentaba Israel en los días de Isaías. Todavía no hemos aprendido a evitar que un niño delincuente corrompa a todo el vecindario. Todavía no hemos aprendido cómo salvar un matrimonio que se está desintegrando, haciendo que aquellos que están involucrados en él se miren honestamente a sí mismos y que comiencen a trabajar en armonía y no a distanciarse. Nuestra incapacidad para hacer estas cosas es lo que Dios está analizando aquí.
Esta gente son también aquellos niños dados a la corrupción, pasando sus malvadas tendencias, así mismo, a la próxima generación. Más que todo eso, han abandonado al Señor. Hay una extraña conspiración, prevalente en la política y en la educación, para dejar a Dios en los márgenes de la vida, para nunca mencionar Su nombre ni reconocer Su presencia. Cualquier esfuerzo para insertarlo en los asuntos públicos se encuentra con una enorme resistencia. La gente le ha dado la espalda al Dios viviente y no quiere reconocer que Él tenga ninguna parte en los asuntos humanos.
Es más, Dios declara que han desdeñado al Santo de Israel. Han blasfemado contra el Dios de gloria, han insultado Su majestad. Eso también es evidente en todas partes hoy en día.
El resultado final es que le han dado la espalda a Dios. Eso significa que están alienados de Él. La gente está alienada de Dios y, por tanto, los unos de los otros. La historia confirma que cuando pierdes a Dios, pierdes también al hombre. Sólo puedes entender al hombre cuando entiendes a Dios, ya que el hombre es hecho a imagen de Dios. El perder la imagen de Dios es perder la imagen del hombre. Éste es el problema con el mundo de hoy en día.
Padre, cada aliento que tomo es por Tu misericordia y gracia. Enséname a confesar mis pecados y a andar en obediencia a Ti.
Aplicación a la vida
El virus mortal ha infectado a toda la humanidad, lo cual es sobresaltado en una nación representativa. ¿Nos causa el espectáculo mundial de corrupción a confesarnos personalmente y a interceder en oración?