Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo, lo llamé, lo bendije y lo multipliqué.
Isaías 51:1-2
Los capítulos 51 y 52 nos dan los pasos específicos que pueden dar los creyentes cuando se sienten desanimados y abandonados por Dios. Esta maravillosa sección se agrupa alrededor de la palabra: “Oídme”, que es repetida varias veces. Esto nos da un gran entendimiento del programa que Dios tiene para los que están desanimados.
¡Nota que dice que si estás desanimado, que mires hacia atrás y veas de dónde vienes! Israel debía mirar hacia atrás a Abraham, al tiempo antes de que se fuera de Ur de los Caldeos. No tenía nada. ¡Estaba en una situación difícil! Dios le llamó y se lo dio todo. Mira a Sara. Tenía 90 años antes de emprender la labor de la maternidad. Sin embargo, Dios multiplicó sus descendientes para que se convirtieran en la nación de Israel.
Cuando estés desanimado, mira hacia atrás. ¡Quizás no seas lo que quieres ser, o ni siquiera lo que deberías ser, pero dale las gracias a Dios de que no eres lo que antes eras! Acuérdate de las palabras de Pablo a los creyentes de Corinto: “ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9b-10). Pero el apóstol continúa: “Y esto erais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). Mira hacia atrás. ¿Te ha cambiado Dios? ¿Ha alterado tu vida interior y ha cambiado tu corazón?
Entonces mira también hacia adelante. Dios dice: “Muy cerca está mi justicia, ya ha salido mi salvación y mis brazos juzgarán a los pueblos. En mí esperan los de la costa; en mi brazo ponen su esperanza” (Isaías 51:5). ¡Mira hacia adelante! ¡Viene un nuevo día! Dios está trabajando. No estamos dirigidos a la oscuridad y la desesperación; estamos de camino a la paz y la luz y la gloria, para poder y un ministerio como el que nunca hubiéramos podido ni soñar. En 2ª de Corintios, el apóstol dice: “esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17). Eso es lo que nos espera. Debemos pasar por la oscuridad por un momento, pero no durará para siempre. Una vez, en una reunión donde la gente estaba compartiendo sus versículos favoritos, oí a un hombre que decía: “Mis versículos favoritos son aquellos que empiezan con: ‘Y pasó... ’. Cuando me encuentro desanimado, me digo a mí mismo: ‘No durará para siempre; pasará’”. Eso es lo que Dios está diciendo. No durará para siempre. Vamos de camino a la luz, la paz y la gloria.
Gracias, Padre, Tú me conoces tan bien que me puedes consolar en medio de la aflicción. No me has abandonado; no me has descuidado. Me tienes esculpido en las palmas de Tus manos, y no olvidarás las promesas que me has hecho.
Aplicación a la vida
Los planes de Dios para Su pueblo son darles un futuro y una esperanza, y Él completará esos planes soberanamente. ¿Estamos confiando en que Él ciertamente cumplirá Sus promesas?