Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad y que había engañado a la gente de Samaria haciéndose pasar por alguien importante. A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, y decían: «Éste es el gran poder de Dios».
Hechos 8:9-10
Toda fe falsa exalta las personalidades; enfatiza demasiado a los hombres. Implica la inflación de un individuo, normalmente por exaltación de uno mismo. Estos individuos siempre son egocéntricos, siempre están llamando la atención a ellos mismos, exaltándose a sí mismos y utilizando terminología religiosa que llama mucho la atención sobre ellos. Ésta es la calidad del falso cristianismo. El cristianismo genuino no llama la atención al individuo. “No nos predicamos a nosotros mismos”, dice el apóstol Pablo, “sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús” (2 Corintios 4:5). Pero aquí tenemos a un hombre que se exalta a sí mismo.
Me acuerdo que hace unos pocos años asistí a un servicio presentado por uno de los famosos sanadores de nuestro día, que les ha sacado millones de dólares a cristianos sinceros. Fui a esta reunión tan sólo para oír lo que estaba diciendo. Empezó predicando lo que sonaba como un buen mensaje del evangelio. Empezó bien, tomó su texto de las Escrituras, comenzó a desarrollarlo bien, y comencé a relajarme y me dije a mí mismo: “¡Me he equivocado sobre este hombre!”, hasta que llegó a la conclusión. En vez de dar una invitación a los miles que estaban presentes para que vinieran a conocer a Jesucristo, esto es lo que dijo: “Si quieres conocer a Dios, entonces tened fe en mis oraciones. Venid al frente y arrodillaos aquí, y yo oraré por vosotros”. Toda la dirección del mensaje era hacia sí mismo y su oración.
Eso es falso cristianismo. Siempre intenta interponer un mediador entre un creyente y su Dios. Pero, “pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre” (1Timoteo 2:5), ningún otro. El falso cristianismo intenta insertar un sacerdocio de un tipo u otro, un mediador, alguien grande, alguien que tiene “línea directa” con Dios, alguien que tiene un canal especial hacia Dios que otra gente no tiene. Cuando oyes ese tipo de cosa, sabes que estás oyendo de nuevo el mismo tipo de cristianismo falso que apareció aquí en el libro de los Hechos.
Gracias, Padre, por la exhortación de este pasaje a mi corazón, que debo estar centrado en Cristo, en vez de estar centrado en mí mismo.
Aplicación a la vida
¿Por qué es a veces más fácil identificar el egocentrismo en otros y no en nosotros mismos? ¿Entendemos la realidad de nuestra verdadera identidad en Cristo, que nos libera para vivir para Él?