Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas.
Gálatas 5:19-21a
La causa más común de debilidad espiritual en un cristiano, o en una iglesia, es su fallo en reconocer a la carne disfrazada de celo religioso. Como Pedro blandiendo una espada en Getsemaní, el cristiano carnal piensa que está haciendo la voluntad de Dios y luchando las batallas de Dios por Él.
Quizá una de las expresiones más comunes de este celo equivocado es la práctica de atar a Satanás
antes que intentar ejercer el ministerio cristiano.
La Palabra de Dios no da justificación para esta práctica.
Ninguno de los apóstoles utilizó este enfoque, y ninguna escritura manda practicarlo.
Es una actuación no bíblica, que surge del deseo de la carne de parecer poderosa y dedicada al servicio de Dios.
A los cristianos se les dice que resistan al diablo
pero nunca que lo aten.
Resistir al diablo se hace poniéndose toda la armadura de Dios, como Pablo describe en Efesios 6.
El atar y desatar
, mencionado en Mateo 18:18, se refiere a que los creyentes se pongan de acuerdo para orar en línea con las promesas que Dios revela en Su Palabra.
Otra forma de este mismo error es atribuir las manifestaciones de la carne a la obra de demonios, que entonces son ostensiblemente expulsados
de un individuo a través del ministerio de liberación
.
Pero Gálatas 5:19-21 claramente nos dice que la lujuria, el odio, la discordia, los celos, la ira, la envidia, la inmoralidad y cosas semejantes no son obra de demonios sino de la carne.
Es imposible expulsar
la carne mientras vivimos; más bien ha de ser sometida por medio de reconocer su carácter malvado, de rehusar rendir el cuerpo o la mente a sus impulsos, y volviéndose inmediatamente a Jesús para que nos provea de Su fuerza.
Romanos 6:13 subraya claramente: … ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia
.
Es tarea de los pastores y maestros ayudar a los cristianos a identificar la carne por sí mismos, por medio de la Palabra de Dios, y seguir el modelo que describe la Palabra para mantener la carne en sujeción al espíritu y al individuo libre para vivir de la manera que el Señor ya ha provisto para él.
Padre, ayúdame a ver las manifestaciones de la carne por lo que son y a combatirlas, no con celo religioso, sino con la provisión de Tu Espíritu.
Aplicación a la vida
¿Cómo discernirá usted cuál es la obra del diablo y cuáles son las manifestaciones de su propia carne?