Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo:
Todo esto te daré, si postrado me adoras. Entonces Jesús le dijo:Vete, Satanás, porque escrito está:.Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirásMateo 4:8-10
Ahora el diablo se mueve hacia la parte esencial y básica de la vida humana, el reino del espíritu. Se desprende de todas las simulaciones, máscaras y disfraces, y elabora un reclamo puro y duro al deseo más profundo del corazón de la humanidad, puesto ahí por Dios, de que la vida merezca la pena, de que se pueda utilizar en algo de valor y dejar una marca inolvidable en este mundo. ¿Quién no desea que su vida valga la pena? ¿Quién no teme malgastar su vida, o vivir de un modo tan insulso y sin sentido que cuando muera sea olvidado inmediatamente? ¿Quién no desea ser recordado y sentir que ha hecho algo eminentemente valioso? Eso es sencillamente algo básico en nuestra humanidad.
Y el diablo rápidamente lo nota y se lleva a Jesús a una montaña alta y, de alguna forma extraordinaria, le muestra todos los reinos del mundo.
De alguna manera, Jesús vio todos los reinos de la tierra en su esplendor, todo lo que ha atraído a los corazones humanos, haciendo que los hombres a veces dejen sus familias y posesiones con tal de ganar el poder, el lugar preeminente y la autoridad de tales reinos.
Y el diablo le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adoras
.
Piense en la fuerza que tiene eso, pues estos reinos eran exactamente lo que Jesús había venido a conseguir en la tierra. Él vino para ganar el mundo, para poder ser el Señor de todo, para que pudiera ser exaltado a la posición más alta del universo y que toda lengua confesase y toda rodilla se doblara y confesara que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios. Por eso es por lo que vino. Ahora el diablo se lo está ofreciendo.
Pero fíjese cómo Jesús inmediatamente ve su intención; su respuesta es casi despectiva: Vete, Satanás,
porque escrito está:
.
Note la conjunción de palabras que hay aquí: adorar y servir.
Adorar es servir.
Servir es adorar.
Y sólo Dios puede dar a la vida el valor que propones.
Los reinos y la gloria del mundo nunca lo darán.
A lo que estás atacando es al deseo más profundo en la vida de una persona: tener una vida que merezca la pena.
Eso, sólo Dios puede hacerlo; por tanto, al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirás.Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirás
Señor, adorarte y servirte sólo a Ti es el deseo de mi corazón y da sentido a mi vida. Traigo todas mis pasiones y sueños de crear un impacto duradero y los pongo a Tus pies.
Aplicación a la vida
¿Ve las mentiras de Satanás tal como son y le manda huir cuando se enfrenta a sus maquinaciones?