No teniendo confianza en la carne.
Filipenses 3:3b
La medida de la verdadera espiritualidad contrasta con aquellos que ponen su confianza en algún esfuerzo propio. Pablo dice: “no teniendo confianza en la carne”. Vivimos en una época que continuamente se esfuerza por hacernos poner nuestra confianza en la carne. Se nos enseña desde que somos niños pequeños que la forma de ser capaces y competentes, de conseguir nuestras metas y deseos es el desarrollar la confianza en nosotros mismos. Esto es lo que destruye la vida humana. La confianza en uno mismo no está destinada a ser nuestra fuerza, sino que nuestra confianza debe estar en Dios. La intención es que nos enfrentáramos a la vida reconociendo que somos débiles, incompetentes e incapaces, para que eso nos lleve a volvernos a Aquel que es totalmente adecuado, y quien puede ser nuestra fuerza total. Ésta es la forma en la que Dios planeó que viviéramos. Por tanto, el espíritu de confiar en uno mismo es la mentira más mortal que jamás se haya perpetrado sobre la humanidad.
Ahora, hay confianza en uno mismo que está basado en Dios en nosotros, pero cuando viene de algo en nosotros mismos, algo que hemos aprendido o conseguido, es mortal. Pablo dice que hemos aprendido por fin a no poner ninguna confianza en la carne. Incluso en la religión hay un fuerte énfasis en poner confianza en la carne, o quizás debería decir que es especialmente en estas áreas donde nos encontramos esta presión.
Esta misma semana leí un panfleto que se distribuye extensamente mensualmente por toda la nación, y que afirma ser una guía para el desarrollo de la vida cristiana. El escritor dice: “Lo que no sabía y tuve que descubrir por las malas es que si no tienes confianza en ti mismo apenas puedes tener fe en la gente del mundo, o en Dios. Tuve que ver que Dios nos creó a su imagen, y debemos tener fe en esa imagen. Si conseguimos eso tenemos su espíritu en nosotros y podemos conseguir cualquier cosa, incluso librarnos de nuestro pecado”.
Ése es el tipo de filosofía pervertida que se está suministrada ampliamente hoy en día, que está literalmente manteniendo a millones de personas en la esclavitud de la carne. No es de extrañar que el espíritu del apóstol ardiera con indignación en contra de esto. Sabiendo de la libertad que hay en Cristo Jesús, él presenta el tema sinceramente. Empieza con fe en Dios y elimina la fe en uno mismo. Cuando no tenemos confianza en la carne, entonces descubrimos que podemos tener completa confianza en el que es capaz de hacer cualquier cosa por medio de nosotros. ¿Puedes ver como CUALQUIER confianza en lo más mínimo en la carne es confianza excesiva? Tememos que vamos a tener demasiada confianza en nosotros mismos. No nos importa tener un poco, pero no queremos tener demasiada confianza. Pero Pablo dice que CUALQUIER cantidad mínima de confianza es demasiada. Él no tiene ninguna confianza en sí mismo para hacer nada. No tiene ninguna confianza en su trasfondo, en su entrenamiento, talentos, logros; no confía en el tiempo que pasa en oración, el número de capítulos de las Escrituras que lee, el número de versículos que se aprende de memoria. No tiene confianza en el poder de su elocuencia para persuadir a la gente ni a su devoción para emocionarles. Lo que es más, no tiene confianza en ninguna otra persona que confía en estas cosas. En el único en que tiene confianza es Jesucristo.
Gracias, Padre, que no tengo que mirarme a mí mismo para encontrar la fuente de la fuerza y la confianza. Hoy pongo toda mi confianza en Aquel que es capaz de hacer cualquier cosa por medio de mí.
Aplicación a la vida
Jesús, como hombre, dijo que no podía hacer nada por Sí mismo, sino sólo en completa dependencia de Su Padre. ¿Nos estamos emancipando de la insoportable carga del control agresivo de uno mismo hacia la libertad de la vida de la resurrección de Cristo en nosotros y por medio de nosotros?