Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados.
Efesios 4:1
Todo este pasaje es un resumen condensado del motivo por el que existe la iglesia y una declaración acerca de lo que debería ser su función. ¿Qué es lo que dice Pablo que debería hacer la iglesia ante las desesperadas exigencias de las demandas humanas? Su respuesta es: “Llevad una vida digna del llamamiento que habéis recibido”. ¿Qué es lo que quiere decir? Lo que quiere decir es: “¡Obedeced vuestras órdenes!”. Seguid la dirección de la Cabeza de la iglesia; seguid la estrategia divina, no lo que es evidentemente el consejo superficial de las gentes. No se espera que la iglesia invente su propia estrategia o que se proponga la misma meta. La iglesia no es una organización independiente que existe gracias a su propia fortaleza. No podremos entender nunca este cuerpo que existe en la sociedad humana a menos que lo consideremos como algo más que una organización. Piense usted en las imágenes de que se vale el apóstol respecto a la iglesia en esta epístola: la iglesia es un ejército bajo el mando del Rey. Un ejército que no obedece a su comandante no sirve para nada como una organización para luchar.
La iglesia es un cuerpo bajo el control de la Cabeza, y ¡qué tragedia es cuando el cuerpo humano se niega a responder a la dirección de la cabeza! La iglesia es un templo para la habitación y uso exclusivo de una Persona que vive en su interior, que tiene el derecho de hacer con esa habitación lo que desee. De manera que ésta es la palabra del apóstol dirigida a nosotros: “Llevad una vida digna del llamamiento que habéis recibido”. Seguid la meta que ha determinado para vosotros vuestro Capitán.
Ésta es una era revolucionaria. Los vientos huracanados de cambio soplan por todas partes en nuestro mundo. La raza humana está agitada y con una rebelión desenfrenada. ¿Qué es lo que deben hacer los cristianos en esta hora? ¿Debemos renunciar al mensaje más revolucionario que el mundo jamás ha escuchado, que puede llegar a él desde otra procedencia, quedándonos satisfechos con hacer lo que puede hacer cualquier otra persona del mundo?
¿Nos convertiremos en tan sólo otro grupo de acción política o sucumbiremos a la falacia de que el cambio, cualquier clase de cambio, representa progreso? ¡No lo permita Dios!
Lo que el apóstol desea es que prestemos atención a nuestro llamamiento, que renovemos nuestro compromiso al Señor, que es el responsable de todas las cosas, a fin de ser individualmente responsables de transmitir estas buenas nuevas radicales, revolucionarias, que transforman la vida a toda la sociedad; que invadamos la vida comercial e industrial, la educación y la enseñanza, las artes y la vida familiar, la moral y el gobierno con este tremendo mensaje, que no tiene igual.
Padre, ayúdame a darme cuenta de que el único impacto que puedo tener en este mundo es siendo fiel a Ti y al mensaje que me ha sido transmitido. Es mi deseo que Tu iglesia esté formada por personas que, sobre todo, obedezcan Tus órdenes.
Aplicación a la vida
¿Cómo permitimos cada uno de nosotros que el Señor continúe realizando en nuestro interior Su ministerio en la tierra? ¿De qué manera encaja esto con el propósito y la función de la iglesia del cual Cristo es la Cabeza?