... el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.
Efesios 3:16b
¿Qué significa el hombre interior? Muchos consideran que esto se refiere al alma, con sus facultades de la razón, las emociones y la voluntad. Pero yo no creo que sea esto a lo que se refiere Pablo aquí, porque en 2ª de Corintios 4 nos da una clave acerca de lo que quiere decir cuando se refiere al “hombre interior”. Está diciendo que aunque “nuestro hombre exterior se va desgastando, el hombre interior no obstante se renueva de día en día” (4:16). Es decir, para los cristianos hay algo de nosotros que se está volviendo viejo, degenerándose y deteriorándose, pero al mismo tiempo hay algo en nosotros que se está volviendo más vital, aumentando y volviéndose más rico, más profundo y más fuerte cada día que vivimos. Eso es a lo que llama “el hombre interior”.
Su alma se envejece de la misma manera que le sucede a su cuerpo. Está claro que el alma forma parte de nuestra vida, que a su vez es parte de la persona exterior que perece día tras día.
Pero ése no es el hombre interior. El hombre interior es el espíritu humano, y es ahí donde Dios comienza la obra de recuperación. No en el ámbito de nuestros sentimientos, sino en lo que los psicólogos denominarían el dominio del subconsciente, la parte más profunda de nuestra vida, el elemento fundamental de nuestra naturaleza. Cuando se siente usted realmente desanimado, cuando se siente verdaderamente angustiado y se ha dado por vencido, generalmente se describe este estado como abatimiento, que es un término de lo más apropiado. No se trata sencillamente de una cuestión de aburrimiento temporal, porque eso tendría que ver con el ámbito del alma. Vemos, por lo tanto, que esto es algo que afecta al espíritu, que es el nivel más profundo de la vida humana, de modo que se siente usted dominado por la desesperación y la indiferencia.
Es ahí donde debe empezar la recuperación, y a lo que el apóstol se refiere aquí es a la capacidad del Creador mismo, que es nuestro Padre amoroso, que nos transmite una nueva infusión de fuerzas por medio de Su Espíritu a nuestro espíritu, que es el ser interior. En 1ª de Corintios 12, Pablo dice, hablando acerca de los creyentes: “porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo… y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (v. 13). Para eso es nuestro espíritu humano, para beber del Espíritu de Dios, a fin de que podamos ser refrescados y revitalizados. De la misma manera que al tomar una bebida su cuerpo se refresca, el beber del Espíritu refresca su espíritu en el nivel más profundo de su vida.
Ése no es el ámbito de los sentimientos. Nos obsesionamos de tal manera con este proceso de la recuperación espiritual que hace que estemos deseando siempre sentirnos bien de inmediato. Llegará un momento en que nos sentiremos aliviados, pero no empieza ahí, sino que comienza al nivel del espíritu, y puede que no sea nada más que tomar conciencia de tener la seguridad de que las cosas se van a solucionar.
Este paso inicial no es responsabilidad de usted, sino de Dios. Todo cuanto se necesita es que usted se lo pida. Pablo estuvo orando para que les fuese concedido a estos efesios. Cuando nosotros pedimos a este nivel, Dios promete contestar a nuestras oraciones.
Padre, te doy gracias por poder venir a Ti y pedirte que me fortalezcas en mi hombre interior y que gracias a Tu gran amor pueda confiar en que Tú vas a contestar al clamor de mi corazón.
Aplicación a la vida
¿Qué sabemos exactamente acerca de nuestro ser interior? ¿Es posible que todavía necesitemos conocer de verdad la vida de Cristo en nosotros por medio de la fe? ¿Cuál es nuestra responsabilidad en ese sentido?