Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
Efesios 2:13
Un indígena de América del Sur le dijo al misionero que le había guiado a Cristo: “Cuando yo vivía en la selva, no hubo un solo día que no viviese con temor. Cuando nos despertábamos por la mañana, lo hacíamos sintiéndonos asustados. Cuando nos marchábamos de nuestras casas, lo hacíamos atemorizados. Cuando caminábamos junto al río, lo hacíamos atemorizados. Veíamos un espíritu maligno en cada roca, en cada árbol y en cada cascada. Y cuando caía la noche, el miedo entraba en nuestras cabañas y dormía con nosotros durante toda la noche”. Eso es lo que representa el paganismo y es a eso a lo que está regresando el mundo. A todo nuestro alrededor, al comenzar a desaparecer la verdad cristiana, esta oscuridad pagana se extiende por toda la tierra. ¡Qué agradecidos debemos sentirnos en nuestros corazones por el hecho de que Dios nos ha llamado de semejante oscuridad!
Sin la instrucción de aquellos que han conocido a Dios y a continuación nos han proclamado Su mensaje, no habríamos sido otra cosa que paganos. Sin luz alguna en medio de nuestras tinieblas que no fuese la luz natural que procede de nuestro interior, indicando que existe un Dios en alguna parte, estaríamos viviendo todavía de esa manera. Pero ahora, habiendo estado alejados durante un tiempo, hemos sido acercados por la sangre de Cristo.
No es sencillamente la muerte de Cristo. Pablo dice que es la sangre de Cristo. Resulta significativo que use este término. La muerte, como es natural, no es siempre sangrienta. Usted puede morir sin perder su sangre. Las Escrituras a veces hablan acerca de la muerte de Cristo y lo hacen incluso con más frecuencia sobre la cruz de Cristo. Pero con más frecuencia todavía hablan acerca de la sangre de Cristo. Son muchas las personas a las que actualmente no les gusta esto. No les gusta pensar en la muerte de Jesús en la cruz como algo sangriento. Pero Dios lo enfatiza porque la sangre es siempre una señal de violencia. Como ve usted, la muerte de Cristo no fue algo sencillo y natural, una muerte por vejez en una cama cómoda. No, fue una muerte violenta, sangrienta, una escena despreciable de un hombre colgado, malherido y destrozado sobre una cruz con la sangre que le caía por los costados.
Dios quiere que recordemos esta muerte violenta, porque la violencia es el resultado final del paganismo. Es la expresión definitiva de una sociedad sin Dios. La crueldad se manifiesta de inmediato cuando desaparecen de la sociedad el amor y la verdad. Por ello, Dios nos recuerda que cuando la humanidad actuó de la peor manera posible, cuando se hundió hasta tocar fondo, cuando dio rienda suelta a su ira en una manifestación de perversidad y violencia absolutas mediante la sangre derramada en la cruz, Dios manifestó Su amor en ese mismo lugar y, valiéndose de ese acto de violencia, comenzó a redimir, a hacer volver a aquellos que se encontraban lejos para traerlos cerca mediante la sangre de Cristo.
Y mediante la sangre de Jesús todas las ventajas que tenían los judíos alcanzaron también a los gentiles. Ignorantes, paganos, viviendo en tinieblas, llevando una vida insensata, luchando, sin esperanza, a pesar de ello tuvieron el mismo acceso a Dios por la sangre de Cristo que cualquier judío tenía por medio de su templo, de su ley, de su sacerdocio y de su sacrificio. De este modo el apóstol está intentando enfatizar para nosotros la maravillosa e inmensa gracia de Dios, que dejó a un lado todos estos impedimentos y nos tendió la mano a nosotros, haciendo que pudiéramos ser considerados justos tal y como estábamos, acercándonos por medio de la sangre de Jesucristo, nuestro Señor. ¡Qué don tan extraordinario por el que dar gracias!
Padre, te doy gracias por haber sido liberado de las tinieblas y haber sido acercado a Ti por medio de la sangre de Tu Hijo.
Aplicación a la vida
La violencia y la más implacable crueldad son las expresiones elementales de una sociedad impía. De no ser por la gracia de Dios en Cristo, ¿cómo podríamos nosotros sentir Su paz y Su amor?