Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.
Colosenses 3:15
¡Qué hermosa imagen de la iglesia es ésta! Comienza con paz: La paz de Dios gobierne en vuestros corazones
.
Las iglesias han de vivir en paz.
La palabra gobierne
es la palabra equivalente a actúe como un árbitro
.
Los aficionados al béisbol saben que el hombre vestido de azul que está detrás del catcher gobierna los juegos y hace las llamadas.
Él permanece impasible, sin importar lo que pase.
Los entrenadores lo maldicen y levantan polvo contra él, los aficionados le lanzan botes, y sin embargo, él permanece imperturbable.
Esa es la idea aquí: que la calma de Cristo gobierne entre vosotros.
Tenga en cuenta a Jesús en los evangelios.
Él se mueve en todas las situaciones con total aplomo.
Permanece sereno y sosegado mientras los demás entran en pánico.
Estuve en una reunión de cristianos que estaban divididos en dos bandos.
Lo que estaban discutiendo eran asuntos de territorios, sobre quién tenía derecho a hacer tal o cual cosa.
El portavoz de un grupo era bastante problemático; era chillón, acusador y áspero.
El portavoz del otro bando, sin embargo, permanecía sereno y pacífico, y no reaccionaba a la provocación.
Así, sin tardar mucho, las cosas comenzaron a solucionarse, y la reunión terminó en armonía.
Todos se entendieron.
A esto es a lo que Pablo está urgiendo.
A que su paz posea nuestros corazones y actúe como árbitro
entre nosotros.
Otro punto es ser agradecidos. Encontramos esta exhortación por todas las Escrituras.
Los cristianos tienen que tener una actitud de gratitud por todo.
¿Por qué?
Porque sabemos que no merecemos nada.
Todo llega a nosotros como un regalo del amor de Dios.
Sabemos por las Escrituras que somos miembros de una raza caída.
Al nacer empezamos a manifestar rebeldía, traición y enemistad contra las cosas de Dios. Somos egocéntricos y estamos en contra de los demás.
Todos manifestamos eso desde nuestro mismo nacimiento. Dios, con todo derecho, podría haber barrido toda nuestra raza, y ninguno de nosotros tendría esperanza de nada en esta vida o en el más allá.
Pero Dios mandó a Su único Hijo para que no pereciéramos, sino que tuviésemos vida eterna.
¡Menudo regalo!
Y todo lo demás viene con Él: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
(Romanos 8:32).
¿No despierta eso la gratitud en su corazón?
Los cristianos han de tener un sentimiento de gratitud, incluso por un trozo de pan o un vaso de agua, porque todo es inmerecido.
Así que sea agradecido.
Que la gratitud caracterice sus reuniones.
¡Que haya una actitud de agradecimiento!
Jesús, te ruego que Tu paz gobierne en mi corazón, así como en los corazones de los que están a mi alrededor. Gracias por Tu gracia y misericordia en mi vida.
Aplicación a la vida
¿En qué áreas de su vida la paz de Cristo no rige como árbitro? Dedique algún tiempo a entregarlas al Príncipe de paz.