Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Pero el que actúa con injusticia recibirá la injusticia que haya cometido, porque no hay acepción de personas. Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros esclavos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.
Colosenses 3:22-4:1
Estas palabras son para los esclavos cristianos.
En aquel tiempo, la mitad de los habitantes del imperio romano eran esclavos de la otra mitad.
La mayoría de los hogares tenían varios esclavos, de modo que formaban una parte importante del imperio.
La gente pregunta a menudo: ¿Por qué las Escrituras no tratan directamente el problema de la esclavitud?
¿Por qué no se mandaba a los amos libertar a sus esclavos?
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La respuesta es que la situación no estaba madura para tal cosa.
Ya habían ocurrido varios intentos de revuelta entre los esclavos en la historia de Roma.
El esclavo Espartaco había liderado ya una revuelta que fue aplastada con puño de hierro, resultando en unas condiciones incluso peores para los esclavos.
Hoy, tenemos que aplicar estas palabras en el campo laboral.
Cuando usted se compromete a trabajar para alguien, usted está, en cierto sentido, obligado hacia ellos en las horas acordadas.
Los empleadores no pueden controlar el resto de su vida, pero tienen derecho a controlar su vida durante las horas de trabajo, hasta cierto punto.
Tenemos que trabajar como para el Señor
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Esa ha de ser nuestra motivación.
Es al Señor Jesucristo al que estamos sirviendo.
Todo empleado debería anotar eso y ponerlo donde pueda ser visto en el trabajo.
No trabaje jamás para alguien más; como creyente, trabaje sólo para el Señor.
Su empresa puede pagarle el salario, pero es para el Señor para quien está trabajando.
Si usted hace eso, tanto la calidad como la cantidad de su trabajo mejorará, porque usted está trabajando por gratitud y amor al Señor.
Y ello conlleva una recompensa.
Pablo se refiere al tribunal de juicio de Cristo, al tiempo de la evaluación, cuando cada creyente comparecerá ante el Señor, el cual juzgará lo que haya estado haciendo en la vida.
Habrá una recompensa para lo que se haya hecho por un motivo apropiado de gratitud y gloria a Dios.
¡Empleadores, preocúpense por dar un trato justo y generoso a sus trabajadores! Una vez más, todo debe ser hecho a la luz de la gran evaluación que aún está por venir, cuando los corazones sean puestos al descubierto. Ahí se revelará el interés de Dios por la justicia y la imparcialidad. Algunos eruditos sugieren que quizá, en esos días de esclavitud, los amos estaban siendo gentilmente exhortados a proporcionar los medios para que los esclavos pudieran construir un fondo financiero que les permitiera, al final, comprar su libertad. Así, con el tiempo, las condiciones y las actitudes hacia la esclavitud cambiarían, y la práctica desaparecería del imperio. Eso fue lo que pasó al final. Sin un derrocamiento violento, sin revolución de ninguna clase, la predicación y la enseñanza de la igualdad en Cristo cambió la atmósfera del imperio romano, y los esclavos por fin fueron liberados.
Padre, qué escrutadoras pueden ser estas palabras cuando Tu Espíritu las toma y sondea las profundidades de mi corazón con respecto a mi trabajo. Concédeme que corrija lo que está mal en mi propia vida a la luz de esta palabra.
Aplicación a la vida
¿Cómo podría ser diferente la calidad de su trabajo, así como su entera actitud al hacerlo, si usted lo hiciera como para el Señor?