Porque todo es vuestro: sea Pablo, Apolos o Cefas, sea el mundo, la vida o la muerte, sea lo presente o lo por venir. Todo es vuestro, y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios.
1 Corintios 3:21b-23
Pablo está enseñando lo que ocurre cuando eliges la sabiduría de Dios y los caminos de Dios. Acabas ganando todo el mundo. Eso es lo que Jesús dijo: “Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). ¡Qué vista tan grande y amplia se nos abre en estas palabras! Después de todo, el problema con el mundo es: si el mundo, o la iglesia mundanal, te está ofreciendo algo, y lo quieres mucho ―su fama, placer, honor, lo que sea― seguramente lo conseguirás. Pero eso es todo lo que conseguirás.
Jesús dijo que si das para ser visto por los hombres, tienes ya tu recompensa (Mateo 6:5). Eso es. Nunca tendrás otra; nada esperándote al otro lado, ningún tesoro acumulado en los cielos. Si oras para que te oigan los hombres, para obtener una reputación de devoción y piedad, bueno, obtendrás la reputación, pero eso es todo lo que obtendrás. Es el mundo el que es estrecho; es el mundo el que es apretado y marchito y limitado en toda su aproximación. Pero, como revela Pablo aquí, aquellos que escogen a Dios nunca pierden.
Esto está justo en línea con el gran principio de Jesús: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25, Marcos 8:35). Pablo mira a todo su alrededor y dice: “Aquel que deja que Dios elija, acaba con todo. ¿Porque dividís entre Pablo y Apolos y Cefas, y elegís a uno entre ellos? Los podéis tener a todos”. Dice: “Son todos vuestros. Pablo, quien plantó, su ministerio completo es vuestro. Apolos, el regador, su ministerio es vuestro; podéis obtener el beneficio de ello. Cefas, la roca, lo que haya de valor en su ministerio es vuestro. De hecho, el mundo completo os está abierto. Guiados por el Espíritu de Dios, podéis ir a cualquier sitio que queráis, y Dios os dará las cosas que el dinero no puede comprar”.
He tenido esta experiencia muchas veces de disfrutar cosas que son propiedad de los millonarios, pero puedo utilizarlas; ellos no. El mundo es tuyo. La vida con todas sus posibilidades está abierta delante de ti. Dios puede guiarte a donde la vida real está. Incluso la muerte con su amenaza ha sido ya dominada; ya es tuya. Cuando vengas a ella, te ministrará; no te quitará nada. Te traerá a la gloria. El presente, el futuro, todas las cosas son tuyas porque eres de Cristo, y Cristo le pertenece a Dios y, por tanto, todo lo que le pertenece a Él es tuyo. Todas las cosas te pertenecen porque tú le perteneces a Aquel que es dueño de todas las cosas.
Ésta es una vista increíble, ¿no es así? Y, sin embargo, esas palabras son ciertas. Eso es lo que Dios tiene en mente para Su pueblo. Al elegir el estilo de vida que vamos a tener, ¿tenemos la fe y la valentía para dejar de lado el estilo de vida del mundo a nuestro alrededor, con todas sus demandas de conformidad, y caminar con Dios? Cuando lo hacemos, todo lo que Dios posee se convierte en nuestro. Nos convertimos en los hijos del Ser celestial que nos lo hace todo disponible.
Señor, gracias por abrirme esta vista a la vida en la cual todo lo que Tú posees se convierte en mío.
Aplicación a la vida
¿Estamos abiertos y dispuestos a recibir nuestra plena herencia en Cristo? ¿Estamos aprendiendo a recibir y a utilizar Sus buenos dones a Su discreción y con gratitud por Su perfecta provisión para nuestras necesidades?