Después de mucho tiempo regresó el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y trajo otros cinco talentos, diciendo:
Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.Su señor le dijo:Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.Mateo 25:19-21
El primer hombre ganó un 100% sobre sus oportunidades, los talentos, que se le dieron. En términos de la aplicación de esto a nuestras vidas, significa que éste es un hombre que hizo un uso pleno de sus oportunidades de arriesgarse a sí mismo en beneficio de su Señor. En otras palabras, puso primero el reino de Dios y Su justicia. Se arriesgó a sí mismo. Aceptó la posibilidad de que quizá nunca podría tener la relevancia, o la influencia o el poder que podría haber tenido, pero, sin embargo, en su lugar, deliberadamente invirtió su vida en dar a Dios lo que quería: vendar los corazones rotos, curar a los enfermos, liberar a los prisioneros. Como resultado, ganó cinco talentos más.
¿Qué son estos talentos? Bueno, si los primeros talentos son oportunidades de usar los dones naturales en beneficio de Cristo, la segunda categoría de talentos debe de ser así mismo de oportunidades, pero oportunidades de un nivel más alto, no de nivel físico y natural, sino de nivel espiritual. Son oportunidades para usar los dones espirituales que se les dan a ustedes como hombres y mujeres, que se les dan a todos y cada uno de los cristianos. Es el uso de estos dones lo que transforma su vida en impacto y poder a favor de Jesucristo.
¿Cuál es el mensaje final de esto para nosotros? No es sólo que debemos ser honrados en atrapar esa oportunidad grande y única, que llega a cualquiera que se pone a oír el evangelio: invertir nuestra vida, arriesgarla a favor de Cristo; sino que también está diciéndonos, a los que tienen cinco talentos, ¡arriésguenlos! ¡Vivan peligrosamente! ¡Aventúrense! Pongan sus oportunidades a trabajar a Mi favor. Nos estamos enfrentando a tiempos que exigen esta manera de vivir. Todo el tejido social se está deteriorando ante nuestros ojos. Esto significa que la iglesia, la sal de una comunidad, no está actuando como sal. Está intentando retirarse de la vida. Se está conformando con tener un camino hacia el cielo, y está dejando que el resto del mundo se vaya al infierno. Como resultado, la vida empieza a desmoronarse alrededor. Hemos llegado a un tiempo en que la necesidad de arriesgarse, como nuestro Señor expone aquí, está claramente ante nosotros. ¿Qué hace usted con sus oportunidades?
Destínanos, Señor, a esta gran causa que exige nuestro tiempo y esfuerzo, todo el empuje y energía de nuestras vidas. Que lo hagamos así, entendiendo que no es nuestra entrega lo que hace la diferencia, sino Tu poder obrando a través de nosotros.
Aplicación a la vida
¿Para quién estoy viviendo hoy? ¿Para mi propio interés, y el lujo y la libertad de mi familia, o estoy listo para arriesgar algo a favor de Cristo?