Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que, de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Ya sabéis las instrucciones que os dimos por el Señor Jesús.
1 Tesalonicenses 4:1-2
El apóstol debió de dar clases en Tesalónica. Evidentemente les enseñó sistemáticamente sobre muchos temas. Podemos pensar que los antiguos eran muy diferentes de nosotros, pero en realidad no lo eran. Estas personas que vivían en esta bulliciosa ciudad portuaria de Tesalónica sentían el mismo tipo de presiones e impulsos que nosotros. Con todo el realismo y la sabiduría de las Escrituras, el apóstol les enseñó a manejar la vida en todo tipo de ámbitos.
Lo más importante es que aprendieron de él cómo debían vivir para agradar a Dios.
Ése es el tema número uno en el currículo del Espíritu Santo.
El propósito del cristiano es vivir para agradar a Dios.
La idea aquí es que le debemos a Dios el agradarle.
¿Por qué?
Porque Jesús ha hecho algo grande por nosotros.
Murió por nosotros, para que ya no vivamos para nosotros mismos, sino para el que murió por nosotros.
La gran verdad que debemos aprender es que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos.
Ya no debemos dejar que nuestros propios deseos tengan prioridad en la vida.
Jesús murió por nosotros, en nuestro lugar.
Nosotros merecíamos esa muerte, pero Él mismo asumió la pena.
Ahora le pertenecemos.
Él ha invadido nuestro ser por el Espíritu Santo, y el propósito de nuestras vidas ha sido transformado. Ya no vivimos para nosotros mismos, sino para Aquel que murió por nosotros y resucitó de entre los muertos.
Ésa es la primera prioridad de la vida cristiana.
Todo llamamiento al cristiano en el Nuevo Testamento se hace sobre esa base, y por eso Pablo lo pone aquí en primer lugar.
Como alguien ha dicho: Lo principal es procurar que lo principal siga siendo lo principal
.
Debemos recordarnos todos los días que lo nuestro no es hacer lo que queremos, sino agradar al Señor que nos ha redimido a tan tremendo precio.
Además, Pablo les exhorta a que, así como lo han estado haciendo, lo hagan más y más
.
La vida cristiana es una vida de crecimiento.
Hay que progresar.
En nuestras vidas debería verse un ámbito de aplicación más amplio.
Todos nosotros hemos tenido algún aspecto de nuestras vidas que nos perturbaba cuando vinimos a Cristo.
Puede haber sido un profundo sentimiento de inferioridad, o de vergüenza o rabia por nuestra incapacidad para ser lo que deberíamos ser.
Vinimos a Cristo porque necesitábamos ayuda.
No sólo le entregamos ese aspecto, sino todos los aspectos de nuestra vida.
El apóstol recuerda a los tesalonicenses las claras instrucciones que dio sobre cómo vivir para agradar a Dios.
Fíjense que las da por el Señor Jesús
.
Estos no son sólo consejos de Pablo como líder religioso. Éstas son las palabras y deseos de nuestro Señor Jesús mismo.
Señor, enséñame cómo vivir y agradar a Dios en el poder del Espíritu Santo, porque Tú has dado Tu vida por mí.
Aplicación a la vida
¿De qué maneras sabe usted que puede agradar a Dios? ¿Qué cosas de su vida sabe que no agradan a Dios?