Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; pero los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
2 Timoteo 3:12-15
Fíjese cómo se mueve Pablo desde el tema del deterioro de la fe y el colapso moral al remedio y cura para el creyente, que es una adhesión a la Palabra escrita de Dios. Como Pablo resume aquí, la defensa de un cristiano en una época de declive moral es un conocimiento profundo de la Palabra escrita, mientras que cualquier deserción de la fe que pueda ocurrir se hace posible sólo por el abandono de estos escritos, en actitud al menos, si no de obra.
La Palabra de Dios ha estado bajo ataque durante muchos siglos. Como un castillo antiguo, ha resistido muchos asaltos. Hasta el siglo diecisiete y durante el mismo, estos ataques fueron principalmente exteriores. Es decir, eran ataques desde fuera, hechos por hombres que trataban de destruir las Escrituras con métodos bastante directos. La historia está llena de crónicas sobre quema de libros e incluso el asesinato de traductores de la Palabra de Dios. Pero estos ataques exteriores contra la Biblia fallaron completamente.
En el siglo dieciocho, los enemigos de las Escrituras adoptaron una nueva estrategia.
En lugar de mandar soldados a atacar el castillo, los enemigos de la Biblia enviaron obreros —carpinteros, peones y albañiles— que llegaron ofreciéndose para remodelar la estructura al completo.
Ellos, en efecto, dijeron: Éste es un edificio fuerte y bueno. Simplemente necesita un poco de renovación aquí y allá
.
Y comenzaron a reorganizar la estructura del castillo de la Palabra de Dios.
Drenaron el foso, derribaron la muralla, quitaron las puertas, y cuando terminaron, todo era bastante diferente de cómo era antes.
Ya no había ningún castillo allí, ni ninguna defensa para los que quisieran buscar refugio.
En cuanto a algún efecto duradero o permanente sobre la iglesia en su conjunto, este ataque de los que están en los púlpitos y de los que se sientan en las cátedras teológicas de los seminarios ha fallado y fallará completamente.
Pues Jesús dijo: Yo... edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán
(Mateo 16:18b).
Ninguna fuerza derrocará realmente a la Palabra de Dios; nunca debemos tener miedo de eso.
Pero, en lo que se refiere a los individuos, es posible que estos ataques trastornen su fe, y es contra esto contra lo que Pablo advierte al escribir a su hijo en la fe desde su prisión en Roma.
Padre, ayúdame a mantenerme firme en mi fe de que Tu Palabra es el único remedio y cura para mi vida.
Aplicación a la vida
¿Cómo de fuerte es su fe en la Palabra de Dios? ¿Se ha erosionado su confianza en la verdad de la Palabra de Dios como resultado de los muchos ataques que ha sufrido?