Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
Hechos 20:27-28
Estas palabras son parte del gran encargo de Pablo a los ancianos efesios. Los obispos eran lo que nosotros llamaríamos los pastores de las iglesias allí. En estas ciudades antiguas, no se reunían como lo hacemos nosotros los domingos por la mañana. No había un espacio adecuado para que ellos lo hicieran, así que se reunían en las casas. Los maestros de estas diversas iglesias en casa eran los obispos, los responsables de guiar, dirigir, enseñar y alimentar al rebaño. Estos son los hombres a los que Pablo ha convocado para que se reúnan con él en Mileto.
La responsabilidad esencial de un pastor es enseñar las Escrituras, alimentar al rebaño. Si él no hace eso, está fracasando en su trabajo miserablemente. Es la verdad lo que cambia a la gente. Si la Palabra, las Escrituras, no se enseñan, entonces la gente no cambia. Ellos se debaten en sus propios caminos futiles, y no se consigue nada. Así que el trabajo primordial de los pastores es enseñar todo el consejo de Dios.
Ellos han de empezar consigo mismos, dice el apóstol; es decir, tienen que obedecer la verdad que ellos mismos aprenden.
De aquí es de donde emana su autoridad.
Es sólo por ser obedientes a la verdad que enseñan por lo que tienen algún derecho a decir algo a los demás.
¿Se atrevería usted a decir eso a sus hijos?:
Si lo que yo hago no está en línea con lo que enseño, entonces no me creáis.
No tengo autoridad sobre vosotros; no tengo poder sobre vosotros
.
Pero, si sus acciones están de acuerdo con sus enseñanzas, entonces el poder es inherente a esa obediencia.
Así que estos obispos han de empezar consigo mismos y entonces enseñar la Palabra. Su responsabilidad es para con el Espíritu Santo, no con la denominación ni con la congregación. Es el Espíritu quien los ha puesto en ese oficio y los ha equipado con dones. El que lee el corazón está juzgando sus vidas, así que da igual lo que alguien pueda pensar. Ellos deben seguir al Espíritu en lo que Él les ha encomendado que hagan.
Note cómo subraya el hecho de que éste es un ministerio muy valioso.
Es alimentar a la iglesia del Señor.
Nada es más precioso para Dios en todo el mundo que la gente de Cristo, el cuerpo de Cristo.
La cosa más valiosa de la tierra, a los ojos de Dios, es Su iglesia.
Él se dio a Sí mismo por ella; la ama fervientemente, la cual él ganó por su propia sangre
.
Por lo tanto, tiene la máxima prioridad en Sus pensamientos.
Lo que concierne a la iglesia es la cosa más importante en el mundo hoy.
Ojalá pudiéramos comprender esa idea como el apóstol la comprendía.
Señor, gracias por los pastores que has designado para alimentar al rebaño. Concédeles fortaleza y valentía para enseñar la voluntad completa de Dios y aplicarla primero a sus propias vidas.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son algunas maneras en las que usted podría animar a un pastor que Dios hubiera puesto en su vida? Dedique algún tiempo a orar por ellos y escríbales una nota de aliento.