A fin de que los hijos de Israel traigan sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, que los traigan al sacerdote, ante Jehová, a la puerta del Tabernáculo de reunión, y así ofrezcan sus sacrificios de paz a Jehová… Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras los cuales se han prostituido. Tendrán esto por estatuto perpetuo para sus generaciones.
Levítico 17:5, 7
El objeto de todo este requerimiento es el enseñar que toda vida pertenece a Dios y que sólo Él puede manejarla apropiadamente. Sólo Dios entiende la vida. Ésa es la base de todo comportamiento apropiado. Si no entiendes este hecho, no te vas a comportar de forma apropiada. No puedes. Debes entender que tu vida pertenece a Dios y que toda otra vida a tu alrededor, hasta la vida animal, debe ser traída a Dios y relacionada a Él, con el entendimiento que la vida es un misterio el cual no podemos manejar por nosotros mismos, en la cual el hombre es incapaz de dirigir sus propios asuntos.
Esto está comparado con las prácticas paganas de ofrecerle animales a los demonios llamados “ídolos de cabras”. Un ídolo de cabra es una figura mitológica, medio cabra y medio hombre. Es una forma concreta de la veneración a los demonios. Dios está diciendo que no están intentando apaciguar a los espíritus, como si el hombre pudiera manipular el mundo espiritual invisible y manejar la vida de acuerdo a sus propios deseos por algún tipo de fórmula mágica. ¡Es increíble el agarre que tiene esta idea en la mente de la gente! Se está convirtiendo en algo más y más popular en nuestro propio día, con el aumento del interés en todo lo oculto. Todo esto está motivado por el deseo de la gente de manipular de alguna forma y de controlar el mundo de los espíritus para que el hombre pueda manejar su vida por él mismo. Pero eso es de lo que Dios nos quiere apartar. No podemos manejar la vida por nosotros mismos. Todo este asunto de traerle cada pizca de vida y ofrecérsela a Dios estaba diseñado para enseñar a la gente este hecho fundamental.
Hay una mentira básica que está extendida, tanto en las culturas primitivas como en las naciones civilizadas como la nuestra, de que el hombre es capaz de manejar su vida por sí mismo. En nuestro día estamos viendo un resurgimiento de esta antigua mentira que, aunque hay poderes más grandes que el hombre puede controlarlos, los puede manipular y hacer que funcionen para él.
Dios responde a todo esto mandando a Su pueblo a cesar estas prácticas y a reconocer que sólo Él es soberano en la vida, que Él opera este mundo, y que Él controla nuestras vidas. Nosotros vivimos en Su universo, y no podemos manejar la vida por nosotros mismos. Por tanto, la verdad fundamental subyacente en todas partes es que primeramente debemos reconocer que la vida pertenece a Dios ―nuestra propia vida y la vida de cualquier otra persona― y que Dios es soberano en estos asuntos.
Padre, gracias que la vida te pertenece a Ti y sólo a Ti. Ayúdame a cesar de tratar de manejar mi propia vida e incluso de intentar manipularla.
Aplicación a la vida
¿Fallamos en confiar en el poder y la sabiduría de nuestro soberano Señor para guardar y guiar nuestras vidas? ¿Necesitamos renunciar el control sobre nuestra vida y la de otros?