Luego entraron Moisés y Aarón en el Tabernáculo de reunión. Cuando salieron, bendijeron al pueblo, y la gloria de Jehová se manifestó a todo el pueblo.
Levítico 9:23
¡Qué escena tan dramática! Todo el campamento de Israel, un millón o más de personas, son reunidos de alguna forma en puntos de observación donde pueden observar lo que está ocurriendo en el espacio abierto frente a la puerta del Tabernáculo. Ven cómo Aarón y sus hijos matan estos animales y los ponen en el altar, y rocían la sangre y la derraman. Cuando todo ha sido completado exactamente como el Señor les había mandado, Moisés y Aarón entran juntos en el Tabernáculo. Se hace el silencio sobre toda la congregación.
Entonces Moisés y Aarón vuelven a salir y bendicen a la gente. De pronto aparece la gloria del Señor. Esto era una nube de luz brillante, la shekinah, una gloria de luz radiante que apareció de repente and llenó toda el área. Y entonces un fuego sobrenatural procede de ella que consume en un abrir y cerrar de ojos la ofrenda en el altar. ¡Una escena impresionante! No es de extrañar que la gente cayera sobre sus caras y gritaran. Éste es un grito de victoria, una expresión de su sentido de asombro por el hecho de que la gloria de Dios está en medio de ellos.
Todo esto está diseñado para nuestra instrucción (1 Corintios 10). ¿Cuál es la lección? Nosotros hemos de ser sacerdotes como estos, y el objetivo del sacerdocio es el producir la gloria del Señor. Eso es, lo que se manifiesta cuando el sacerdocio está operando de forma apropiada. Cuando todo se hace como Dios ordena, entonces todo funciona para producir la gloria del Señor.
El equivalente de esa gloria en nuestras vidas es la belleza del carácter de Jesús. El Nuevo Testamento dice que el Espíritu de Dios está obrando en nuestros corazones para producir gloria en gloria. Y Pablo, en 2ª de Corintios 4:6, dice que la gloria de Dios se encuentra “en la cara de Jesucristo”. Así que es el carácter de Dios, el carácter de Jesús, apareciendo en ti y en mí en nuestros encuentros diarios con la gente, lo que es representado por la gloria del Señor aquí en Levítico.
Padre, ayúdame a dejar de resistir lo que Tú estás haciendo en mí para que pueda ser un ministro y un sacerdote de Tu gloria a otros.
Aplicación a la vida
¿Es la gloria de Dios el principal propósito para el cual amamos y servimos? ¿Nos hemos asido del gozo de extender la fragancia del conocimiento de Él en todas partes? ¡Brilla, Jesús, brilla, para mostrar Tu glorioso poder en nuestras vasijas de barro!