En mi primer escrito, Teófilo, me referí a todas las cosas que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido.
Hechos 1:1-2
Los primeros versículos del capítulo 1 constituyen una introducción al libro de Hechos, dándonos la clave al libro. Aquí se nos revela la estrategia esencial por la cual Jesucristo propone cambiar el mundo, una estrategia que es el secreto del carácter revolucionario de la iglesia cuando está operando como se tenía la intención de que operara. Tengo una fuerte sospecha de que la mayoría de los cristianos sufre de un terrible complejo de inferioridad cuando se enfrentan al mundo a nuestro alrededor. Nos hemos creído la idea de muchos a nuestro alrededor de que la iglesia es irrelevante, un segmento de la sociedad que no tiene importancia alguna. Esa opinión es completamente falsa. La iglesia es el cuerpo de más importancia en el mundo hoy ―muchísimo más importante que cualquier otro cuerpo― porque lo que sea que ocurra en el mundo ocurre como resultado de algo que está o no está pasando en la iglesia.
Ahora bien, en esta primera declaración aquí, el Dr. Lucas nos da la gran estrategia por la cual el Señor obra en medio de la humanidad. Dice: “En mi primer escrito… me referí a todas las cosas que Jesús hizo y enseñó”. El evangelio de Lucas es la crónica de la encarnación del Hijo de Dios. Jesús, el hombre, vino a comenzar algo, “a hacer y a enseñar”, y la crónica de ese principio está en los evangelios. Pero, por clara implicación, este segundo libro es la continuación de lo que Jesús comenzó a hacer. En un sentido muy real, Hechos no son los hechos de cristianos, sino los hechos continuados de Jesús. Es una crónica de lo que Jesús continúa haciendo y enseñando. En los evangelios, lo hizo en Su cuerpo físico de carne. En el libro de Hechos, lo hace mediante los cuerpos de las mujeres y hombres que tienen Su vida morando en ellos. Por consiguiente, ya sea en los evangelios o en los Hechos, la encarnación es la estrategia secreta por la cual Dios cambia al mundo.
Cuando Dios quiere mandar un mensaje al hombre, no manda simplemente a alguien a anunciarlo; su forma final de entregarlo es vestir el mensaje de carne y hueso. Él toma una vida y la apunta en una cierta dirección y, por la manifestación de Su propia vida mediante la carne y hueso de un ser humano, hace claro lo que tiene que decir. Ésa es la estrategia del libro de Hechos. Es la crónica de la encarnación: hombres y mujeres, poseídos por Jesucristo, propiedad de Él, y, por lo tanto, manifestando Su vida. Ése es el secreto del auténtico cristianismo. Siempre que veas que el cristianismo no está haciendo eso, es un cristianismo falso. No importa lo mucho que adopte las vestiduras y el lenguaje del cristianismo, si su actividad no refleja a seres humanos que son poseídos y encarnados por la vida de Jesucristo, no es un cristianismo auténtico. Ése es el verdadero poder de la iglesia, como veremos en este libro.
El libro de Hechos, por lo tanto, es un libro incompleto. Nunca ha terminado, sino que todavía está siendo escrito. El libro cierra súbitamente con un relato de Pablo en la ciudad de Roma, viviendo en su propia casa alquilada. Simplemente termina ahí, como si fueras a pasar a la siguiente página y comenzar la próxima aventura. Este libro es el volumen 1, y ahora estamos escribiendo el volumen 20. Quizás sea el último volumen en esta serie. Así lo espero.
Padre, gracias por este entendimiento de cómo Tú haces Tu obra. Perdóname por mi ceguedad hacia este plan y mi fallo por no tomar estas palabras en serio. Pero gracias por el entusiasmo que es mío al redescubrir este poder en mi propia época.
Aplicación a la vida
En nuestro fervor de adaptarnos a los cambios culturales, ¿hemos abandonado los principios fundamentales que son enseñados y fortalecidos por el Señor de la iglesia?