Haced todo sin murmuraciones ni discusiones.
Filipenses 2:14
Ésa es una obediencia que confía. Quizás algunos de ustedes se acuerden de un viejo programa radiofónico que tenía un personaje que se llamaba Relámpago. Siempre hacía lo que se le decía, pero siempre mantenía un trasfondo de comentarios murmurados que eran divertidísimos. Me recuerda a muchos cristianos que claman creer en la presencia de Dios que mora en nosotros pero al mismo tiempo murmuran y se quejan. Eso revela una incredulidad básica. Eso muestra que realmente no creen que las pruebas de la vida son mandadas por Dios, y no creen que Él realmente sea suficiente para ser competente en cada situación. Realmente no esperan que Él obre; de otra forma no estarían murmurando, quejándose y disputando los unos con los otros.
¿Qué es lo que ocurre cuando un cristiano se comporta como un incrédulo? Como Pablo explica, el mundo a nuestro alrededor no puede ver a Cristo, así que no hay ninguna luz en la oscuridad. En otras palabras, si la vida que tus vecinos ven en ti se puede explicar tan sólo en términos de tu personalidad humana y tu trasfondo, ¿qué es lo que tienes que decirles a tus vecinos que despierte en ellos su necesidad de Cristo? Si las situaciones a las que te enfrentas te causan reaccionar con las mismas murmuraciones, disgusto y amargura que ellos tienen, ¿qué diferencia hay entre la calidad de tu vida y la de ellos? Dirán simplemente: “Mi vida se explica en términos de mi personalidad. A mí me gustan ciertos deportes y entretenimiento y ciertos tipos de música, y a ti te gusta la religión; eso es todo”. A menos que haya una calidad de vida que se pueda explicar tan sólo en términos de Dios, no hay nada para retar al mundo a tu alrededor. El mundo espera ver a Dios, y lo verán cuando los cristianos dejen de murmurar, quejarse y disputar.
Debe haber una calidad de vida que se explique sólo en términos de Dios, y entonces, como Pablo dice, al vivir en medio de una generación corrompida y perversa, la luz del evangelio brillará en la oscuridad por donde vives. Esto es lo que Jesús quiere decir cuando dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras” (Mateo 4:16a). Deja de murmurar, quejarte y disputar sobre todo lo que entra en tu vida. Es sólo la obediencia de la fe lo que produce la calidad de vida que no puede ser explicada tan sólo en términos de tu propia personalidad humana.
Perdóname por quejarme, Señor. Ayúdame a confiar en Ti en cada situación y al hacerlo así brillar radiantemente en un mundo oscuro.
Aplicación a la vida
¿Tenemos un estilo de vida de queja que simplemente desacredita la autenticidad de nuestro testimonio cristiano? ¿Cuál es el equivalente opuesto a quejarse y argumentar que derramará la luz de Cristo en la oscuridad de este mundo?