Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Apocalipsis 20:12
Los libros se usan aquí como símbolos. La crónica completa de cada vida se da a conocer ante todos, y el juicio se basará en ella. Hemos visto en la historia a un presidente de los Estados Unidos que fue forzado a dimitir a causa de las cintas que dejó grabadas cuando pensaba que ningún oído poco amistoso estaba escuchando. Aquí nos enteramos de que si su nombre está en el libro de la vida, sus actos habrán sido justos. Sólo aquellos cuyos nombres estén en el libro de la vida pueden hacer obras justas. Tales obras se hacen por el poder y la energía del Espíritu de Dios, no por la persona misma. Todas las demás obras son quemadas con fuego y sólo las obras justas permanecen.
Si su nombre no está en el libro de la vida, es una revelación de que se han hecho obras malas. Éstas pueden parecer buenas por fuera, pero internamente están contaminadas por el egoísmo, el deseo egocéntrico de preeminencia o poder, influencia o reconocimiento. Así que la principal cuestión que se plantea aquí es la letra de una vieja canción:
¿En el libro de la vida
se encuentra mi nombre?
¿En el libro de Tu reino,
está escrito allí?
Cuando Jesús envió a los doce discípulos a ministrar a otras ciudades y pueblos de Israel, ellos volvieron informando de grandes victorias y especialmente que los demonios se les sometían.
Volvieron muy emocionados por eso.
Jesús les dijo: No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos
(Lucas 10:20).
Ésa es la cuestión central de la vida: ¿Está mi nombre escrito allí, en el libro de la vida del Cordero?
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Está escrito cuando usted cree en Jesús.
Nadie tiene que ir al lago de fuego.
Nadie es arrojado allí contra su voluntad.
Ellos han rechazado al Salvador, y no hay otra alternativa.
Jesús conoce nuestros corazones.
Nada está oculto a Su vista.
Si venimos a Él, se nos dará vida.
En su primera epístola, Juan escribe: Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida
(1 Juan 5:11-12).
Las cuestiones fundamentales de la vida se resuelven todas aquí. Si su nombre está escrito en el libro de la vida, usted entrará en la vida eterna. Si lo rechaza a Él, entonces su destino final es el lago de fuego, la segunda muerte, junto con el diablo, la bestia y el falso profeta. Es una escena de lo más aleccionadora. No me gusta escribir sobre estos temas, pero es maravilloso escribir sobre este fondo oscuro y ofrecer a todos lo que Jesús ofrece: vida eterna por la fe en Él, cuando usted lo recibe en su vida y su corazón. Que todos los que oigan o lean estas palabras sean incluidos en el libro de la vida del Cordero.
Señor, gracias por Tu gracia y misericordia que me han llevado a la fe en Ti, y por el Espíritu Santo que está transformándome en Tu imagen. Amén.
Aplicación a la vida
¿Está su nombre escrito en el libro de la vida? ¿Vive usted con la confianza de que su nombre será encontrado allí?