Entonces uno de los ancianos me dijo:
No llores, porque el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.Miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes y en medio de los ancianos estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.Apocalipsis 5:5-6
El León de la tribu de Judá
y la raíz de David
son títulos judíos.
Se refieren a profecías del Antiguo Testamento que predicen que uno de la tribu de Judá y de la familia de David gobernaría al final sobre la tierra.
Estos títulos se refieren al Rey de los Judíos, el mismo título que Pilato inscribió sobre la cruz de Jesús. ¡El Rey de los Judíos!
Él es el que triunfa por Su muerte y es apto para traer consigo el reino de Dios sobre la tierra.
Pero, cuando Juan se da la vuelta para ver al conquistador León de Judá, ¡lo que ve es al Redentor del mundo inmolado! Él esperaba ver un León, pero lo que vio fue un Cordero, con las marcas de la muerte aún sobre Él. Esas marcas de muerte están aún sobre el Cordero, y lo estarán por toda la eternidad. En estos dos símbolos, el León de Judá y el Cordero que fue inmolado, Juan ve la unión de dos temas. Los leones son símbolos de majestad, poder, gobierno y autoridad. Los leones conquistan; ¡los corderos se someten! Los leones rugen; ¡los corderos mueren! Se nos presenta aquí a Aquel que conquista sometiéndose. Los símbolos enlazan juntamente la promesa terrenal de Israel y el llamamiento celestial de la Iglesia.
Esta unión del León y el Cordero es la base de las novelas de C.S. Lewis, Las crónicas de Narnia. Un gran león, Aslan, gobierna con majestad y ruge triunfante, pero lo hace así porque se somete a ser ejecutado por los personajes malvados controlados por la Bruja Blanca, y al final el reino de Narnia es liberado de su esclavitud al invierno, y llega la primavera del mundo. Como León de Judá, Jesús gobernará el mundo con una vara de hierro. Como León de Judá, nuestro Señor reina, pero si alguien es débil y vacilante, está indefenso o sin esperanza, él o ella encontrará un Salvador compasivo, ¡porque este León también es un Cordero! Como Cordero de Dios, está lleno de misericordia y gracia; pero si alguien abusa de esa gracia y vive una vida rebelde y desafiante, ¡que tenga cuidado, porque este Cordero es también un León!
Según la visión de Juan, este Cordero tiene siete cuernos.
Los cuernos en las Escrituras representan el poder, y el siete es el número de la plenitud.
Así que, el Cordero tiene plenitud de poder en base a Su muerte.
Jesús mismo declaró: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra
(Mateo 28:18).
Los siete ojos representan una inteligencia, discernimiento y comprensión totales de todos los giros conflictivos de la historia humana.
Estos siete ojos son los siete espíritus de Dios, que son un símbolo del Espíritu Santo.
Él lo entiende todo.
Él, por tanto, es el Único digno de tomar el libro y quitar los sellos.
Señor Jesús, gracias por ser las dos cosas, el León de Judá y el Cordero inmolado. Tú eres digno de mi sincera adoración. Amén.
Aplicación a la vida
Al reflexionar usted sobre su vida ahora mismo, ¿dónde necesita a Jesús como el Cordero que fue inmolado? ¿Dónde lo necesita como León de Judá?