Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 19 de julio

Viva, pero muerta

Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives y estás muerto.

Apocalipsis 3:1

Sardis fue una vez una de las más grandes ciudades del mundo. Había sido la capital del antiguo reino de Lidia. En el siglo sexto antes de Cristo estaba gobernada por un rey fabulosamente rico, cuyo nombre, Creso, se convirtió en sinónimo de riqueza incalculable. Sardis estaba construida sobre la estribación de un monte a aproximadamente 457 metros sobre el nivel del fondo del valle. Se consideraba como virtualmente inexpugnable frente un asalto militar. La iglesia de esta ciudad es la menos atractiva de las siete iglesias a las que se escriben estas cartas. Nuestro Señor no encuentra nada que elogiar en ella.

La manera en que el Señor se presenta a Sí mismo a cada una de estas iglesias es una pista sobre lo que la iglesia necesita. Aquí se llama a Sí mismo: el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Los siete espíritus son un símbolo del Espíritu Santo en Su plenitud. Lo que esta iglesia de Sardis necesitaba desesperadamente era la vida por el Espíritu. También necesitaban recordar que Jesús es el Señor de Su iglesia. No es cosa de los miembros dirigir la iglesia, o establecer su forma de gobierno, o determinar la naturaleza de su ministerio, sino que eso es la prerrogativa del Señor en medio de ella. Éstas son verdades que ellos habían abandonado u olvidado en Sardis.

Como en todas estas cartas, la vida de la iglesia se revela por sus obras. Nuestro Señor dice: Conozco tus obras. En Sardis había obras que se hacían para impresionar a la gente. Tenían buena reputación, pero la iglesia estaba, en realidad, muerta. Sus miembros ni siquiera eran creyentes, en su mayor parte. Eran lo que llamaríamos cristianos nominales. Esto es una indicación de una iglesia formada por gente que exteriormente confesaban a Cristo —probablemente muchos de ellos creían ser cristianos— pero no poseían realmente vida espiritual. Eran solamente cristianos de nombre.

Hay miles de iglesias como ésta por todo el mundo hoy. Es lo que da a los no cristianos una impresión tan negativa de los cristianos. Ellos ven sus testimonios, pero no hay vida en los que testifican. No hay nada que los respalde. La iglesia de Sardis era una iglesia que tenía reputación de estar viva, pero estaba muerta en realidad. Hubo un tiempo en que estuvo viva, cuando estaba llena de gente que conocía al Señor. Servían a los sin techo y a los necesitados de la ciudad. Así es como ganaron su reputación. Parecían ser gente dedicada a las buenas obras, pero ahora no había vida allí.

Esta iglesia de Sardis estaba tan desprovista de vida que realmente no había ninguna lucha en ella. Ésa es la diferencia entre ella y las otras iglesias. No había judíos que la acusaran. No había falsos apóstoles aquí. No había nicolaítas dominantes de los que guardarse. No había seductoras, como en Tiatira. ¡No había nada! Cero: ¡ése era el ministerio de la iglesia en Sardis!

Señor, guárdame de pensar que la ausencia de luchas es una indicación de Tu favor. Dame esa vida que viene solamente de Tu Espíritu. Amén.

Aplicación a la vida

¿Cómo es posible que una iglesia con reputación de buenas obras pueda estar desprovista de vida espiritual? ¿Cuál es la evidencia del Espíritu Santo en su vida?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

La iglesia de los zombies

Lea el mensaje de Ray