Clouds Parting Revealing the Heavens

Devoción del 5 de julio

En el día del Señor

Yo, Juan… estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. Estando yo en el Espíritu en el día del Señor oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias… .

Apocalipsis 1:9-11a

Juan nos cuenta que todo esto le pasó un domingo por la mañana cuando estaba en la isla de Patmos, una isla diminuta muy cerca de la costa de Turquía en el mar Egeo. Juan fue desterrado a esta isla a causa de su testimonio sobre Jesús. Pero un domingo por la mañana (eso es lo que significa el día del Señor, ya que los primeros cristianos se reunían, no en sábado como los judíos, sino en domingo, el primer día de la semana, el día de la resurrección), Juan estaba en el Espíritu. Eso quiere decir que estaba adorando. No significa que estuviera en estado de éxtasis. Estaba honrando a Dios, pensando en Él, pagando tributo a Su majestad, Su grandeza y Su poder: adorando a Dios.

Juan oyó detrás de él una gran voz, como de trompeta. La voz le dijo que escribiera en un libro lo que estaba a punto de ver y lo mandara a las siete iglesias. Juan se dio la vuelta para ver quien hablaba tan poderosamente, y lo que vio fue al Señor, de pie entre siete candelabros de oro, sosteniendo siete estrellas en Su mano. Estaba vestido con ropas de sacerdote, revelando Su papel de gran Sumo Sacerdote.

Esta visión se da para ayudarnos a ver que nuestro Sumo Sacerdote está aún ministrando entre Sus iglesias. Las características de Su ministerio se revelan aquí. Vestía una ropa que llegaba hasta los pies y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. El oro representa a la deidad en las Escrituras, así que indica que Jesús es un sacerdote que al mismo tiempo es Dios. Su cabeza y Sus cabellos eran blancos. Estos símbolos representan Su sabiduría y pureza. Sus ojos eran como llama de fuego, de los que nada se podía esconder. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y Su voz como el estruendo de muchas aguas. Su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza. El fuego representa el juicio, y Su rostro estaba iluminado con un brillo deslumbrador, simbolizando la intensidad de la verdad.

La voz que Juan oyó era como el oleaje que golpea las rocas, el sonido de muchas aguas, una voz estruendosa. La espada de dos filos es claramente un símbolo de la Palabra de Dios. Estos símbolos nos dicen lo que irá haciendo en este libro. Él es el gran Sumo Sacerdote ministrando a los Suyos en una escena de desolación y juicio; sin embargo, Él está a cargo de todos los eventos y en medio de todo está revelando la verdad, por medio de la Palabra de Dios.

Jesús, Tú eres mi gran Sumo Sacerdote, y te doy las gracias por estar todavía ministrando entre las iglesias. Amén.

Aplicación a la vida

¿De qué maneras veo a Jesús, nuestro gran Sumo Sacerdote, ministrando entre las iglesias hoy?

Esta devoción diaria fue inspirada por un mensaje de Ray

Tras el escenario de la historia

Lea el mensaje de Ray